República Argentina, 39
Durante casi cuarenta años, José Álvarez Guerra formó sociedad con Luis Diego Polo en la profesión liberal, lo que no le impidió, en febrero de 1987, firmar en solitario este edificio promovido por Conchita Palacios Vicente en un pequeño solar de la Avda. República Argentina, cuyas obras dirigió con Francisco Rodríguez Simarro como aparejador. Tras superar múltiples problemas administrativos derivados de la obligada reserva de garajes impuesta por el planeamiento, levantó este inmueble con estructura de hormigón sobre un sótano para almacenes y otros servicios. La planta baja para locales comerciales y un profundo portal con ascensor y escalera al fondo para subir a un primer nivel de oficinas y a cinco plantas con 5 espléndidas viviendas, más otra bajo cubierta. Dispuso la fachada a la calle sutilmente tripartita. En la base, los escaparates de los locales al lado de una cristalina portada levemente retraída.
El cuerpo principal totalmente recubierto de ladrillo aparejado a soga con juntas enrasadas y grandes paños a sardinel en antepechos y dinteles. En los laterales vanos verticales cerrados con carpintería de aluminio junto a sugestivas jardineras poligonales, en pico, flanqueando un volumen central, cerrado y en voladizo, con las esquinas rotas por ajustados huecos a un lado y grandes ventanales al otro, que en las plantas altas se transforman en apacibles terrazas con antepechos de obra cerradas lateralmente, bajo otro peto ciego y el pretil de hormigón que cierra la composición… Huyendo de la regularidad funcionalista e indiferente al formalismo postmoderno, Álvarez Guerra trazó aquí una atractiva fachada ajena a la simetría, ciertamente experimental y marcada por la abstracción, haciendo un uso atrevido de materiales tradicionales y variedad de elementos formales que alteran los ritmos canónicos con habilidades propias de otras disciplinas artísticas… Tal vez a la búsqueda de una nueva Modernidad en un mundo más abierto y más flexible… a finales de aquella década prodigiosa.