Generosidad, presidente, desde luego
Generosidad y concordia. Desjudicializar un problema que es político y que se debe resolver desde la política. Amnistía para borrar todo lo que ocurrió el 1-O y dejar sin mancha de pecado a todos los que se saltaron la ley ese día y los siguientes. Tiene usted razón señor presidente.
Concordia y generosidad para quienes promovieron un referéndum ilegal.
Generosidad y concordia con quienes intentaron un golpe de estado y declararon chapuceramente la independencia y la república catalana. Generosidad, concordia, conversaciones y pactos con quienes han prometido que lo volverán a hacer, con un fugado reclamado por la justicia que acaba de insultar al Rey, y con los herederos de ETA, esa banda terrorista que asesinó a decenas de militantes y cargos socialistas, a casi un millar de españoles.
Generosidad y concordia con quienes vulneraron las leyes y desobedecieron a la justicia, pero no con los jueces y los tribunales que cumplieron su misión y aplicaron la ley que nos hace a todos iguales y responsables de nuestros actos.
Generosidad y concordia ante el regreso triunfal de un delincuente fugado, al que usted prometió entregar a la Justicia y al que ahora no solo pide permiso para gobernar sino además un pacto de legislatura. ¿Se reunirá usted con Puigdemont, ahora o cuando regrese, como ya ha hecho su vicepresidenta?
Generosidad y concordia con todos ellos pero no con más de la mitad de los ciudadanos catalanes que quieren ser iguales ante las leyes y no ser discriminados por quienes no las respetan.
Generosidad y concordia con todos, pero ni siquiera diálogo con quienes representan a tres millones de españoles ni tampoco con los otros ocho millones que han votado al PP. Hasta ha pedido al PP que sea Feijóo quien vaya a escucharle a usted en la ronda de conversaciones y que no mande a un cualquiera, olvidando que usted rechazó debatir con el líder del PP en su investidura y mandó a un marrullero, experto en golpes bajos.
No es verdad que los españoles hayan votado por un Gobierno progresista y no por uno de la derecha. Los españoles han votado mayoritariamente por el centro, por un gobierno sin extremos. Si les preguntáramos, sin duda serían mayoría abrumadora los que no quieren que un Gobierno de España dependa de los votos de Junts, de ERC, de Bildu, del BNG o del PNV.
Ha dicho usted que la amnistía, sin atreverse a nombrarla todavía, acabará respaldada por el Tribunal Constitucional. ¿Tan seguro está? ¿Ha hablado ya con su presidente, Conde Pumpido o no hace falta? ¿La votación será 7 a 4, como la inmensa mayoría de las que ha tomado este tribunal desde su renovación? ¿Por un procedimiento de urgencia para que los condenados puedan presentarse a las elecciones y ocupar, de nuevo, cargos públicos? En la larga vida del TC, una gran parte de las decisiones han sido interpretadas, acordadas y decididas por unanimidad. Eran otros tiempos.
El Estado puede ser generoso si quienes ha infringido las leyes reconocen sus errores, los reparan y se comprometen a no repetirlos. O si quien se ha fugado de la justicia, se entrega, es juzgado conforme a derecho y cumple su pena. De otra manera, no.
¿Es todo teatro? ¿Está todo hablado y pactado desde hace semanas? ¿Lo del no al referéndum es simplemente un aplazamiento? Puede haber derecho sin democracia, pero no hay democracia sin derecho. Y hoy, el derecho, el Estado de Derecho, está en riesgo.