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El debilitamiento de la economía berciana en los últimos años tiene su fiel reflejo en el abandono de buena parte de los locales comerciales y los destinados a entidades financieras en el corazón urbanístico de la capital. Una cuarta parte de los bajos de la Avenida de España, en otros tiempos reflejos de la bonanza económica de la comarca, están cerrados. Una cuenta que sigue sumando bajas.

El de Ponferrada no es un caso aislado, pero la falta de alternativas económicas y laborales en la ciudad se deja notar con fuerza en su comercio. Es hora de pensar no sólo en incentivos para revitalizar estas zonas, sino en nuevos modelos de ciudad que ya se debaten en otros lugares. Y, desde luego, agilizar una burocracia que siempre ha sido un lastre para el emprendimiento.