Editorial | La encrucijada de las pedanías
En un momento en el que arrecia con mucha contundencia el éxodo rural surgen intentos para conseguir su continuidad. La batalla es complicada y se entiende mal desde las ciudades. La clave pasa por preservar en todo lo posible la actual estructura social, económica, de servicios e incluso institucional. Pero la realidad es tozuda y hoy muchas juntas vecinales están teledirigidas por personas que viven a diario lejos de los pueblos. El intento para conseguir que Boñar recupere sus pedanías ha reabierto el debate sobre estas instituciones que prestan una labor de primer nivel en los pueblos, tanto a la hora de facilitar una mejor calidad de vida como promoviendo una participación ciudadana en las decisiones. La ley nacional prohíbe su refundación y la autonómica la permite. Una contradicción que parece injustificable. Como lo es que en cada balance sigan siendo tan numerosas las juntas vecinales que siguen con cumplir en tiempo y forma a la hora de presentar sus cuentas a los órganos fiscalizadores.