Editorial | Urge agilizar el centro de Pinilla
Podría considerarse un chiste si no fuera porque la atención sanitaria es un asunto demasiado serio para bromear. Los vecinos del barrio de Pinilla han tirado de ironía para encontrar un apelativo con el que denominar su paralizado centro de salud: ‘Fukushima’. Apelan así al recuerdo de la central nuclear japonesa arrasada para denunciar los dos años y medio de abandono de la obra que se ha quedado en un esqueleto fantasma que languidece en la calle Burbia. El edificio de 1973 que debía ser reformado para dar servicio a 21.000 cartillas como un centro de vanguardia se enfrenta a su tercer invierno sin visos de que se retomen los trabajos abandonados por la primera empresa adjudicataria. Mientras, corre el gasto de alquiler de las instalaciones de San Juan de Dios para dar la asistencia necesaria. Es hora de agilizar sin excusas un proyecto necesario para la zona y que está devorando recursos públicos.