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El próximo 8 de noviembre estarán en las librerías las dos novelas premiadas en el Planeta, que este año aportó récord de originales —1.129 exactamente—, posiblemente debido a la facilidad del envío por correo electrónico. Sea como fuere, lo cierto es que el dato responde al creciente interés del premio, con setenta y dos años de vida, y el crecimiento de las cifras de lectura en nuestro país, especialmente entre los jóvenes. El libro ha salido reforzado de la pandemia, que no todo ha de entenderse en clave negativa, y como constatación está la subida del 32 % en los últimos tres años en el caso de la editorial que convoca el prestigioso premio al que también da nombre. Durante algunos de los actos en torno a su concesión sobrevoló por los reinos cálidos del ambiente y de la ficción algún temor de que quizá, quién sabe si algún día la inteligencia artificial, cual lámpara de Aladino, le diese por acercarse a los dominios de lo insólito y maravilloso y abriese las puertas de la fascinación y la creatividad. La incertidumbre suele crear silencios, roto este por José Crehueras, presidente de Planeta, quien, acudiendo a su punto de vista, cree difícil que la IA —crece sin cesar el diccionario de acrónimos— pueda sustituir la chispa del talento.

Crear es talento, en distinto grado, por supuesto, aunque los voceadores del mercado de las bagatelas crean que solo sus ombligos son redondos.

Sonsoles Ónega, cercana en lo humano y ocupada en la identidad de su propio estilo en lo literario, ganó el premio contando vida y secretos de una familia gallega, historia que recorre los dos primeros tercios del siglo XX y lugares como la exótica Cuba y la misteriosa Galicia. En Las hijas de la criada, que tal es el título, nos acerca a las mujeres de la familia, luchadoras y emprendedoras, creadoras de un imperio conservero en su tierra natal, pero portadoras de un terrible secreto que marcó sus vidas para siempre.

El jovencísimo Alfonso Goizueta, interesado por los escritores del boom latinoamericano, fue el finalista con La sangre del padre, que habla de Alejandro Magno, centrado en el ser humano y su evolución. En realidad, un relato de viaje iniciático de un hombre joven que quiso salvar a los pueblos de la tiranía en aras de la libertad.

Dos novelas históricas, en definitiva, género que vuelve con nuevos aires. Dos historias de amor también, aliciente que enriquece cualquier momento de la historia. Aliciente lector para disfrutar.