Esenciales
Va a aprobar la Junta una ley para que los derechos sociales solo se puedan quebrar por mayoría absoluta en las Cortes. Algo así. Servicios sociales o esenciales, que para la mayoría es lo mismo pero para el político de turno depende de la parroquia a la que tenga que atender en cada momento. Por ejemplo. No es lo mismo la educación que la educación. Me explico. Hemos comenzado el curso escolar en León en bragas. El sujetador ya no se lleva. Nos faltan docentes y director provincial. Nos faltan recursos. Muchos. No hay más que ver como se pergeñan los currículos de Formación Profesional en la mayoría de los centros de la provincia para ver que no se tienen en cuenta las especificidades de León. Lo de Cistierna ha sido un logro de Luis Mariano Santos, aunque la Junta trate de apropiárselo en esta política de marketing que consiste en comerse una y avanzar diez. Son los cursos en los institutos del Bierzo, por ejemplo, que sirven al desarrollo de la comarca como el AVE que no existe al avance agroalimentario. Nada es nada, aunque nos empeñemos en lo contrario. Tampoco hay director provincial, aunque a veces es mejor que desde la Junta permitan a los funcionarios trabajar sin consignas. Menos niños, menos aulas, menos profesores, menor recursos, ¿Para qué invertir en educación si la voluntad es despoblar? ¿Para qué ‘gastar’ en educación si la única posibilidad que ofrece esta provincia es la emigración? Cada vez menos matrimonios y, por lo tanto, cada vez menos niños para asistir a las aulas que los burócratas de la Junta ya han calculado en los mapas escolares del futuro.
No se engañen, la Junta sólo aprobará la ley que blinda los recursos esenciales porque cuenta con la ventaja que le da saber que en poco tiempo no quedará nadie en los pueblos —siquiera en las ciudades, eso que antes llamábamos capitales de provincia— para ser receptora de cualquiera de ellos. Desde la educación, pasando por la sanidad o la dependencia, esa que los enfermos aguardan casi hasta que la vida cumple su destino.