El panteón de Secundino Gómez
Fernando Arbós y Tremanti, nacido en Roma, fue educado en la Escuela de Bellas Artes de París, en la Real Academia de San Fernando y en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, donde se tituló en 1869. En 1898, firmó un proyecto de Panteón familiar para Secundino Gómez, destacado político liberal, lacianiego natural de Orallo, en el Cementerio Municipal leonés, entonces en la carretera de Asturias que, hacia 1932 fue trasladado a Puente Castro. Arbós cercó el terreno disponible con una greca de mármol de Macael sobre zócalo pétreo entre seis pilares troncopiramidales de atractivo remate. Concibió un Panteón marmóreo de planta cuadrada con columnas en las esquinas y geométricos frisos, cubierto por una esbelta pirámide —«figura funeraria por excelencia»—, fajeada, con palmetas en las aristas y rematada por un ángel sobre su propio pie.
Dispuso su interior inspirado en las basílicas cristianas, con decoración de mosaicos venecianos y pavimento de mármol bajo un casquete esférico sobre pechinas; al fondo el ábside con el altar y en los laterales las cuatro lápidas monolíticas de los nichos. Al exterior, mostró esa disposición interior mediante cuatro cuerpos salientes: dos laterales que alojan los féretros con arquillos apuntados ciegos bajo frontón triangular; otro en el testero a modo de ábside semicircular para cobijar el altar tras cinco huecos arqueados; y el cuarto en el frente principal con el ingreso bajo arco apuntado flanqueado por columnillas y columnas que sostienen otro frontón triangular roto en su base con coronas enlazadas en el tímpano y culminado por una cruz…
Una Ilustración Española y Americana de aquellos años ensalzaba el Panteón leonés detallando que el Sr. Arbós «combinaba con gran maestría mármoles nacionales, blancos y de color, con bronces procedentes de la fábrica de San Juan de Alcaráz, mosaicos al uso de Venecia y azulejos sevillanos, ofreciendo todo un conjunto severo e imponente». Setenta años después, Pedro Navascués Palacio, consideró la arquitectura de Arbós inserta en un Eclecticismo medievalista de clara inspiración trasalpina, plena de elementos italo-bizantinos, tanto en su estructura como en su decoración… ¡Una auténtica joya!