Ruedas de molino
Pocas veces en el Evangelio se ve a Jesús airado como al referirse a los que escandalizan a un niño (pónganse aquí otros verbos más explícitos, las traducciones de textos sagrados pecan no poco de piedad lingüística): « Pero al que escandalice a uno de estos pequeños, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar ». Pena de muerte, pues. Palabra de Dios. La cita es idéntica en los evangelios de Lucas, Mateo y Marcos, lo que pone de relieve la importancia que se dio a este pasaje en el que no se espera a que el escandalizador se suicide como algunas traducciones deducen, sino a que los demás le apliquen esa pena. Y la cita concluye diciendo Jesús que «en el mundo siempre habrá escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!
El informe sobre pederastia en la Iglesia del Defensor del Pueblo sobrecoge por el bulto del escándalo : 440.000 víctimas . ¿Habrá en España ruedas de molino suficientes?, ¿cuántas quedarán después de comulgar tanto con ellas?... porque en boca de algunos obispos se ha visto despejar o aliviar culpas diciendo que la familia es donde más se dan estos casos o que igual sucede en otros colectivos y ámbitos, insinuando así que hay una insidiosa campaña de ataque a la Iglesia, cuando en un religioso, por su condición y mandato evangélico, se agrava notablemente el nefando delito. ¿Y acaso su encubrimiento o silencio no hizo cómplices a las jerarquías eclesiásticas o al propio clero?, ¿quién puede creer que no lo sabían, si es que se sigue exhibiendo la ignorancia del mal como atenuante?...
Mañana se reúne la Conferencia Episcopal Española y no cabe duda de que esta realidad, ahora aún más palmaria y escandalizante, será su gran asunto. Si en el comunicado que hagan a continuación la palabra perdón no va la primera, mal iremos. Enredarse en discutir cifras y veracidades o enhebrar retóricas casuísticas no será el mejor camino. Y tampoco se olviden de las ruedas de molino. Fue una orden de Jesús.