Cuídate, salao

Querido hermano lobo, carta de aviso te escribo por el cartuchazo que te aguarda si no andas listo. No tardará mucho. Espabila. Se te acaba la tregua que te da la ley española y que Europa relajará tras considerar que hay expansiones y daños tuyos no muy tolerables. Y como hoy los madrileños te ven las orejas en su sierra, ten por seguro que acelerarán trámites. No sé si lo llamarán caza selectiva o control biológico, pero te levantan la veda y los cañones de una benelli o beretta tienen ganas de apuntarte al entrecejo si es que te atreves a mirarlas de frente sabiendo que nada puede pasarte por creer que la prohibición total de tu caza sigue en pie. Escóndete y cuídate. Has de hurtar tu perfil a los ojos de la venganza justiciera que en algún caso bien te has ganado metiéndote en rediles donde no te llaman y estragando más de lo que debes. Vuelve a tu vieja caza de vida silvestre -corzos, venados, oseznos, nidadas de urogallo o perdiz pardilla- y verás cómo se alarmarán de verdad y hasta el ecofundamentalista pedirá detener tu voracidad.

Pero ya ves, tu primo el arrodillao, el perro, lo tiene mucho mejor y luce palmito con lo del bienestar animal atreviéndose a daños que tú ni osarías, amén de infectar las ciudades con sus meaos y cagaos. Si fueras perro otro gallo te cantaría, aunque mostraras ahí ferocidad salvaje. Y es que sólo unos días después de que unos mastines mataran en Zamora a una joven enfermera, una anciana fue atacada y muerta con saña cruel en Alguazas, Murcia, por dos perros carniceros que  se cebaron con ella de tal modo que la desgarraron brazos y cuerpo a dentelladas  sin que los sanitarios pudieran hacerles desistir del brutal ataque hasta llegar sus dueños, ya inútilmente. Treinta personas mataron los perros en España en los últimos veinte años, ¡treinta! Pero aquí, tierra lobera como ninguna, no se tiene noticia en siglos de que haya muerto absolutamente nadie por un ataque tuyo y, sin embargo, se te decretó una aniquilación que jamás lograron azagayas, venenos, escopetas o chorcos. Pero lo dicho, cuídate, salao.