Diario de León

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Tenía Onofre el de Quintanilla una pollina guapa-guapa de verdad y de soberbia alzada al ser hija de zamorana. Aires de mula torda bien se daba. Elegante al paso, jacarandosa al trotecillo, maravilla de estampa, fenómeno de la raza... Así comenzó Onofre a describirle su burra al pretencioso cuñado madrileño de su primo Eulogio cuando lo trajo a conocer las fiestas de San Froilán. Algo extraordinario es esa pollina, insistía, no se imagina usted las cualidades y habilidades impropias de su especie. No hay carrera de burros y hasta de galgos que mi  Belisaria  no gane, corre como si el diablo la espoleara, premios me los gana todos. Cuando no quiero gastar gasolina, la amarro al coche y se pone toda contenta de tirar al trote porque sabe que después le doy de comer crispis y gusanitos. Y limpia no la hay más; le ato una escoba a una pata y a la otra una fregona y me tiene el patio y el piso como una patena. Y no vea usted cómo me vigila el chalet, no hay mejor sistema de alarma, sus rebuznos de escándalo se oyen en la capital. Y otro dato no menor: me prepara unas judías con chorizo que no se las salta un canónigo... Asombrado el madrileño bromeaba con que le estaba vacilando. ¿Y qué necesidad de vacilar voy a tener si es mi tesoro, un filón?; hasta piensa ir a una tertulia de la tele. ¿Y usted me la vendería?... Ni por todo el oro del mundo... Venga, hombre, véndamela... Que no; sólo en un caso extremo lo haría y nunca por menos de 200.000 euros. Pues se los pago a tocateja. Pues trato hecho. Y al día siguiente la burra estaba en Madrid. Un mes después llamó airado a Onofre: ¿Con que ganaba carreras y tiraba del coche, no?... más parada que un burro manchego es... ¿y barría y fregaba?... llena de mierda me tiene toda la casa, sin contar la cocina destruida... ¡y no deja de zampar a todas horas!... Sí, hombre, sí, le atajó Onofre, vaya usted hablando así de la pollina y la va a vender por los cojones.

Moraleja: León es la  Quejumbre  sin fin, no dejamos de cifrar sus fatalidades ni de presumir de lo mal que está o de cómo le roban. Pintándolo así, ¿cómo coños vamos a vender la burra?...

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