Diario de León

Antonio Manilla

El leonés que habló con Einstein

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Los neandertales españoles. Cataluña en la prehistoria. Villaverde antes de la Humanidad. Asturleoneses en el Big Bang. De estos cuatro enunciados, únicamente es inventado el último: los otros tres uno los ha leído en textos que, aunque no lo fueran, se consideraban serios. Podemos otorgarles como disculpa que eran titulares, cuyo cometido es atraer, aunque seguramente hubiera una multitud de personas que no viera nada raro en ellos, acostumbrados como estamos al desconocimiento más flagrante de esa materia que el clásico describió como «maestra de la vida» y nosotros, como sociedad, estamos olvidando en su conjunto: la historia. Malos tiempos para el recuerdo de nosotros mismos, de lo que fuimos y sigue siendo parte de lo que somos, por más que lo ignoremos. Tarde o temprano los nietos terminan repitiendo gestos del padre, heredando ese visaje tan peculiar de la abuela, sacando ese genio que terminó por condenar al bisabuelo.

Un diario asturiano ha hecho del rastreo de antepasados todo un género periodístico nuevo y propio y casi no hay día que no halle un remoto pasado astur en los orígenes de cualquier personaje notorio, como que sin ese carnet transmontano expedido en hojas volanderas nadie fuera nada, por mucho que haya hecho o sea capaz de hacer. A todos nos gusta que triunfen los nuestros porque perfectamente podíamos haber sido ellos. O eso nos pensamos, con el ánimo peraltado y venido arriba por la coincidencia geográfica.

El caso es que uno venía a recordar que, este año hace exactamente un siglo, hubo un leonés que habló con Einstein. El físico llegó a Cataluña, con el Nobel al hombro, a dar unas conferencias sobre la teoría de la relatividad y allí aceptó reunirse con los sindicalistas anarquistas, concretamente con el berciano, nacido en Santo Tomás de las Ollas, Ángel Pestaña. Charlaron en francés y el científico recomendó la lectura de la Ética de Spinoza. Todos los periódicos del mundo, a través de agencias, resaltaron este titular: «Vosotros sois revolucionarios de la calle y yo lo soy de la ciencia». ¿Einstein un libertario? Unos días después pidió a Andrés Révész, que le entrevistaba para el ABC , rectificación: «Dije lo contrario, que no soy un revolucionario, ni siquiera en el terreno científico». Se definió como convencido demócrata, a favor de la igualdad de derechos, pero sin fe «en una sociedad socialista». No sé si le sacarán un trasabuelo por la parte de Flor de Acebos.

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