Editorial | El plan de Sánchez y la alarma democrática

Pedro Sánchez llegaba ayer al debate de su investidura con un ambiente enrarecido tras casi cuatro meses de una tensión política y social desmedida después de las elecciones del 23 de julio. El hemiciclo estaba incendiado y el discurso del presidente del Gobierno en funciones no defraudó a sus detractores cuando escudó la aceptación de la amnistía que él mismo consideraba inconstitucional en la necesidad del momento, en la oportunidad para revalidar su cargo. Planteó propuestas como el transporte gratuito para los jóvenes y desempleados, la prórroga del IVA reducido y anunció café para todos cuando desgranó su plan de condonación de deuda, que prometió aplicar en todas las autonomías, no solo en Cataluña. Delirante. Frente a él, una oposición fortalecida por los propios errores del aspirante a repetir como presidente, con un Feijóo que pulsó algo más que el botón de la alarma democrática.