Editorial | Dejar correr a cuenta del contribuyente
Dejar correr los problemas a la espera de que se resuelvan solos es sólo un ejemplo de inmadurez, cuando no de incapacidad manifiesta. Dejarlos correr a cuenta de las arcas públicas, un ejercicio de desidia que no puede pasarse por alto. La inacción en el limbo en el que se encuentra el aparcamiento de San Marcelo tiene un doble coste para la ciudad. Uno de ellos es reputacional: es intolerable que el ombligo de aparcamiento de la ciudad para propios y visitantes dé tan indecente imagen de cochambre y abandono. El otro únicamente puede interpretarse como agravante del primero. Para mayor escarnio, esta penosa presentación de la ciudad socava las arcas públicas, esas que llenan todos los ciudadanos. El empecinamiento del alcalde en la privatización o el de los partidos con representación municipal en otra figura de explotación no justifica, para ninguna de las formaciones, una parálisis en la decisión sobre qué hacer con una infraestructura básica para la ciudad. León pierde dinero y prestigio con un decrépito parking público sin rumbo. Intolerable.