Segismundo Sánchez

El PSOE está a punto de convertirse en la cuestión de España, el mismo que Ortega y Gasset calificaba hace un siglo como el problema catalán y que, no lo olvidemos, terminó con sus líderes en las alcantarillas. Ha dicho Óscar Puente que si no hubieran necesitado los votos de Puigdemont, el desfalco perpetrado a favor de los sediciosos nunca se habría producido. Luego añadió que bueno, que tal y cual... El PSOE tribaliza España al mismo ritmo que Franco amplió la brecha entre territorios de primera y segunda a golpe de BOE. La vergüenza caerá sobre el presidente y la historia no le absolverá. No hay diferencias entre el coronel Casado, el mismo que se rindió con deshonores y llevó a la muerte a miles de compatriotas, de Pedro Sánchez. Todas esas fábulas que ahora tenemos que escuchar acerca del camino del diálogo y el apaciguamiento están calcadas de las que el traidor a la España republicana pronunció cuando permitió que los sublevados llegaran hasta Alicante y pusieran la marcha de las juventudes musolinianas para que los detenidos entre el mar y las alambradas invisibles se pegaran un tiro en la nuca.

La próxima ley de amnistía es una traición a los valores constitucionales, de la misma manera que lo han sido en los últimos decenios todas y cada una de las concesiones a los nacionalistas que han acabado por la vía de los hechos con la igualdad de los españoles y, por lo tanto, con su libertad.

Es una aberración ver a los diputados del PSOE aplaudir una investidura para la que han sido obligados a ponernos a todos la letra escarlata de la vergüenza. ¿Para esto, tanto? ¿De verdad? ¿Para acabar con los ultras arrancando el símbolo de la democracia de todos? Recuerdo muy bien los años de Fuerza Nueva, sus correajes y los gritos. Creía que Blas Piñar era el resultado de una mala digestión, como el fantasma de Marley que anunciaba las escenas del pasado y el futuro que estábamos a punto de ver... Ahora, cuando leo espantajos argumentales que hablan de la subida del SMI para justificar la amnistía que pondrá una frontera entre ricos y pobres, se me vuelve a aparecer.