Diario de León

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Ni un cuarto de hora le ha hecho falta a Óscar Puente como ministro de Transportes (y Movilidad Sostenible) para que el desplazamiento del nodo de comunicaciones del noroeste desde el histórico núcleo en León al empeño de centralista descentralización de Valladolid tome carta de naturaleza. El exalcalde que, como sus antecesores pucelanos, se esfuerza en agrandar el muro entre las dos potencialidades, aprovechó sus primeras palabras en el cargo para apretar la bota del poder sobre el cuello del histórico y reivindicado nodo leonés. Volcará sus recién adquiridas facultades para convertir a Valladolid en el centro de transportes ferroviarios del Noroeste, un suma y sigue para su ciudad que sigue y resta para un León incapaz de hacer valer sus potenciales. Puente, aunque sólo sea por lo que le pesa en la mochila, no va a ser un hueso fácil de roer. ¿Estamos perdidos? Ahí están nuestras tropas locales de reivindicación en las instituciones nacionales; con las hordas locales quiera Dios que no cegadas irreversiblemente en debates de partido que distraen la atención de lo que realmente aprieta aquí.

La U de Olmedo es la joyita que Puente corona en las prioridades de su ministerio. Esa miniobra ferroviaria con macroconsecuencias para León, un cambio de agujas que desvía definitivamente hacia Valladolid el centro logístico del Noroeste que León ha defendido en los últimos años con pobres resultados, ferroviariamente hablando. El recompensado ministro lo ha dicho alto y claro: Valladolid será el nudo que comunique por tren el norte de España, porque esa provincia es «cabeza de comunidad autónoma». Le traerá «beneficios impresionantes».

León se dejó arrebatar ya el tráfico del AVE de pasajeros a Galicia; y más allá del tren escucha ahora cómo el condescendiente ministro «estudiará» la finalización de la mutilada autovía León-Valladolid, porque «los recursos son escasos, y hay que repartirlos». ¿Nada que alegar?

La reivindicación local se enreda mientras en asuntos que nuestros representantes han de defender en Madrid, no distraer en León. La amnistía, con la que está cayendo, no es cosa que deba desentrañarse en las administraciones locales (mucho menos cobrarse por quienes poco tienen que aportar al debate, eso sí que es una sinvergonzonería). ¡Céntrense!

A la vuelta de la esquina están los Presupuestos Generales del Estado. Esa es la verdadera declaración de intenciones. Vamos a lo que importa.

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