Diario de León

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Libertaria fue un nombre proscrito. Un nombre «tendencioso» que había que esconder porque ofendía a los vencedores de la guerra. 

Libertaria era un nombre combativo. Una declaración de intenciones. Sinónimo de mujer libre, si eras niña y tus padres te ponían Libertaria al nacer era porque querían que nadie te atara nunca.

Y a Libertaria Arias nadie la ataba cuando salía de casa para esperar a su padre en la estación de San Miguel de las Dueñas. Libertaria, con seis años, se plantaba todos los días en el andén porque a su padre Antonio, molinero de profesión, se lo habían llevado detenido a la cárcel del Hostal San Marcos; ese edificio donde también encerraron a Quevedo en León que hoy es un Parador Nacional.

A Antonio Arias se lo habían llevado detenido, sí, y los ferroviarios de la estación se burlaban de Libertaria y le decían que su padre no iba a volver. 

Hasta que volvió.

Un día se bajó del tren un hombre. Libertaria no estaba segura de que fuera su padre y lo siguió. Y cuando aquel viajero se metió en el ‘callejo’ de sus abuelos ya no tuvo dudas y lo llamó Papá. Y Papa, claro, que la iba mirando de refilón, a ver qué hacía la niña, la cogió en brazos.

El DNI de Libertaria pone que se llama Oliva. Legalmente ese es su nombre desde que el 28 de marzo de 1939, dos días antes de que acabara la guerra, su madre se pasó por el Ayuntamiento de Congosto para modificar el acta de nacimiento de la niña. 

Por si acaso.

Pero en su casa siempre la han llamado Liber. Y Libertaria no responde por ningún otro nombre, aunque el DNI ponga otra cosa.

«Nunca lo perdí», me dice orgullosa de su nombre, sentada con su nieto en una cafetería de Ponferrada, debajo de su casa, mientras el tiempo pasa, la mañana se oscurece, y a los recuerdos de su infancia no les ocurre lo que a los caminos de Machado, que se enturbian y desaparecen.

No. No desaparecen. El recuerdo de su padre bajándose del tren cuando todo el mundo le daba por muerto, el tacto de sus manos cuando la cogió en brazos en el ‘callejo’ de sus abuelos, son escenas demasiado grandes como para esconderlas detrás de un nombre que Libertaria no ha usado nunca.

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