Los tres deseos de Samuel
Samuel Naveira quería ser cocinero o piloto de motociclismo. Emular a los grandes chefs, innovar en los fogones, o correr en los circuitos sobre una moto de Gran Premio. En algún momento se le cayó la moto de la cabeza y apostó por las cazuelas, por los hornos y las sartenes. Nunca sabremos si el Bierzo perdió un gran piloto —no cuesta nada imaginarlo sobre una moto, como Marc Márquez, con su cuerpo menudo—, pero a cambio tenemos la certeza de que la comarca ha ganado un gran cocinero.
Una Estrella Michelín no es cualquier cosa. Vale lo que un Campeonato del Mundo de Moto GP, sin duda. Y Samuel ya ha renovado la suya durante cuatro años consecutivos. Es como si fuera tetracampeón de la alta cocina.
Corrió riesgos Samuel Naveira. Él mismo reconocía en el último Congreso sobre la Economía del Bierzo que un lugar dedicado a la buena mesa como su restaurante Muna, abierto hace ahora seis años en la antigua ‘Casa de las Bombas’ de la calle Gil y Carrasco, solo podría funcionar si lograba llamar la atención de la Guía Michelín y convertía a Ponferrada en una parada más de los clientes de la alta cocina. O Estrella o a estrellarse con toda la inversión, con todas las ganas, con todo el talento para cocinar, si no deslumbraba a los críticos de la Guía Michelín.
Y lo hizo.
Porque Samuel, cocinero en El Ermitaño de Benavente y en el Cocinandos de León antes de dar el salto a Madrid, con escala en Saint-Tropez —qué mezcla tan sugerente la comida japonesa y la peruana, la que llevó a cabo en Francia—, es de los que se fue del Bierzo para volver. O de los que no se fueron nunca del todo.
El día en que cerró el antiguo restaurante italiano que no acababa de cuajar en la calle Gil y Carrasco y el caserón quedó vacío, algo hizo clic en la cabeza de Samuel. Aquí está mi oportunidad, pensó.
Seis años después, el Muna, que significa ‘deseo’, es un faro que atrae a ese turismo que llaman de calidad, pero también el primero de tres negocios donde nuestro cocinero Estrella —al que también le gustan el filete con patatas y las hamburguesas— extiende su talento al gran público. De la calle del Reloj a la avenida del Castillo, del Codo al Coco, Samuel Naveira ha convertido el casco antiguo en todo un circuito de sabores. En tiempo récord.