Diario de León

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El tiempo es lija. Vaya que sí. Y en este hoy que nos bombardea con aguaceros de noticias tremendas o novedades trepidantes y emociones que enervan o conmocionan, el tiempo se hace lija industrial, la de grano grueso tan indicada para decapar maderas con pintura o barniz que nos parecían indelebles. Y si antes era lija de parsimonia, hoy es ultrarrápida y abrasiva. ¿Cuántas noticias de tan sólo una semana atrás se diluyeron ya en nuestro saturado archivo?... También es cierto que hay olvidos sanadores y necesarios; de otro modo no podríamos soportar el peso con que el disgusto nos aplasta o nos ahoga el respirar.

Aturdidos hoy por la sonora algarabía política que tiene sublevado al gallinero nacional con el inacabable asunto de amnistiar a los que perpetraron un imperdonable golpe de estado separatista en Cataluña (y que más que perdonarles parece que obligan a pedirles perdón por haber profanado su legítimo derecho a cagarse en la ley), ¿quién se acuerda o se indigna hoy con los indultos que hace dos años levantaron tantísimo revuelo al concedérselos a nueve políticos catalanes, gente insolente de muy mala fe que no ha dejado de reiterar además su propósito de volver a hacerlo? Tempus fugit. La desmemoria va con él. Es su hija y lija. Pero analistas aseguran que quizá aquel perdón tiene algo que ver con que se aplaque y mengüe en Cataluña el furor independentista que hoy las encuestas confirman. Así que... ¿seguiremos hablando dentro de dos años de esta amnistía que ya echó a rodar y que, de aprobarse, no se aplicará hasta abril o mayo?... ¿servirá para algo o su despropósito será irreparable?... Ya se verá, este coche tan embalado no parece tener marcha atrás. ¿Y qué pasará con ese 48,5% de votantes socialistas que los sondeos sitúan contrarios o indignados con la medida de gracia que emprendió su gobierno?, ¿acaso votarán en su día a Feijóo o Abascal?... Tranquilo, Otavito -dijo Sócrates viéndole tan contrariado con esa absolución-, te olvidarás y tu voto cautivo seguirá en esa perola... lo disculparás y quién sabe si entonces no lo aplaudirás.

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