Terra incógnita
Ariesgo de aburrir hay que insistir en que la ley de amnistía del PSOE apoyada por los partidos separatistas y demás socios del Gobierno quiebra dos principios básicos de los sistemas democráticos: la igualdad de los ciudadanos ante la ley y la separación de poderes.
No hay precedentes de una ley redactada por los delincuentes que esperan beneficiarse de ella. Es la onerosa factura política asumida por Pedro Sánchez como pago a Junts el partido cuyos siete diputados votaron a favor de su investidura. Escuchar al portavoz del PSOE, Patxi López, defendiendo lo indefendible entra dentro del registro de lo patético al comprobar la soberbia con la que quienes se van a beneficiar de este atropello, los diputados que secundaron el golpe, rechazan la idea de que esto sea un perdón que abre la puerta al olvido de los delitos cometidos afirmando que Cataluña ni olvidará ni perdonará. Penoso papel el de Patxi López, un personaje del que sí se analiza su trayectoria se ve con claridad que Sánchez, al encomendarle la tarea de defender esta ley —él se quitó del medio aduciendo problemas de agenda— le estaba pasando una patata caliente sabiendo que a López le iban a crujir desde el PP recordándole que antes de las elecciones del 23 J estaba en contra de la amnistía.
Más allá del ambiente parlamentario, la jornada deja en el aire el aroma de un día en el que se acentúo aún más la polarización política en la Cámara.
Una división insalvable que anticipa el devenir de la legislatura. Un recorrido parlamentario estéril desde el punto de vista de la exigible concordia que debería presidir las relaciones entre aquellos en quienes hemos delegado el poder para hallar soluciones a los problemas de nuestro país. Pero los hechos son los hechos y si la ley sale adelante y todo apunta que así será, no por ello abocamos a un escenario de punto final para las exigencias de los separatistas. Sus portavoces han dejado claro que la amnistía solo es un paso. El siguiente será arrancarle a Sánchez la celebración de un referéndum de autodeterminación camino de la independencia. Como los que se celebraron en Escocia o Quebec. Así lo planteaba el presidente de la Generalidad, Pere Aragonés, en un artículo publicado en el Financial Times el mismo día en el que en el Congreso se abría el debate sobre la ley de amnistía. Entre otras cosas dice que la voluntad de negociar no puede estar sujeta a intereses partidistas a corto plazo como la investidura o la continuidad del Gobierno y concluía con una advertencia: «Sánchez tendrá que cumplir sus compromisos y nos aseguraremos de que lo haga».
El problema de Pedro Sánchez no es el Partido Popular, que también, el verdadero problema son sus socios. No estamos entrando en tierra firme como proclama desde la portada del libro que ha presentado esta semana aludiendo al horizonte de la legislatura. A juzgar por estos y otros acontecimientos, la cruda realidad es que en términos políticos estamos entrando en ‘terra incógnita’.