Privilegios rurales

Hay que ser selectivo cuando se habla de privilegios porque pasa como con tantas palabras mal empleadas: que se banalizan y se acaban utilizando para lo que no es. Un privilegio no es tener tienda en el pueblo. Eso es una necesidad. Algo básico.

Bien es cierto que hoy en día ese hecho ha dejado de ser algo normal y corriente para convertirse en excepcional. Ahora poder ir andando a comprar el pan si no vives en la ciudad es algo raro. Un privilegio, dicen. ¡Ja!

En el pueblo en el que vivo hay una tienda. Y es una maravilla. Ir en pantuflas a por el pan a donde Johny y poder hacer acopio de lo que te haga falta es una gozada cuando sabes que no es lo habitual y que mucha gente que vive en el mundo rural tiene que coger el coche para ir a comprar un paquete de kleenex. No te digo nada si necesitas pañales, por ejemplo. Pero no debería ser un privilegio, sino lo normal.

En León, tierra de pueblos por excelencia, más de 140 sobreviven sin ningún comercio y esto supone que casi 6.000 leoneses no tienen una tienda cercana a la que ir a por lo más básico, que no hablo de comprarse un dron ni un viaje a las Bahamas.

Si lo miramos por el lado bueno, esta realidad tiene un plus, que es que no sueles comprar de más y lo tuyo resta al consumismo loco que nos rodea. Es una de las maravillas del pueblo, que no tienes tanto estímulo para sacar la tarjeta. Pero, eso tampoco es.

Tener tienda en el pueblo es ahora un privilegio, teniendo en cuenta que la mayoría no la tiene, pero es, además de un derecho, casi una obligación si lo que queremos es que el mundo rural no muera de inanición. Es como tener un bar. Lo que cambia un pueblo cuanto tiene un lugar de encuentro en el que echar la partida o tomarse un café fuera de casa.

Lo que pasa es que para abrir una tienda o un bar en un pueblo ya sabes a lo que te enfrentas y no hay tantos valientes.

Así al que le toque ponerse manos a la obra para solucionar esto, que es de vital importancia para León y para sus gentes, cada vez más envejecidas y dependientes, que lo haga ya. No es un mal menor. Es un asunto urgente que necesita ser zanjado cuanto antes. Y para el bien común. No se olviden.