Diario de León

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Pase lo que pase en el juicio contra Pedro Muñoz, una cosa está clara: la víctima estuvo sola en su largo calvario hacia la muerte en vida. Pase lo que pase, el caso del destino sufrido por Raquel Díaz lanza un mensaje claro a las mujeres: no hay salida; en este mundo patriarcal todo está guionizado para que el sufrimiento se opaque bajo los intereses masculinos: el poder, el dinero, el miedo... La ley no tiene nada que hacer frente a esa imagen tan demoledora de las Memorias de Ultratumba, ya saben, el crimen apoyado sobre el brazo del vicio. Pase lo que pase todos la fallamos. La falló la policía —ruidos de vecinos mediante— de Ponferrada, la fallaron sus familiares y amigos, incapaces de protegerla, sus compañeros de partido, el alcalde, la fallaron los criados solícitos ante el señor, los médicos, la falló la justicia, la fallamos los periodistas. Cada uno, más que menos, tiene su cuota de responsabilidad ante el terror instaurado en un ayuntamiento cuyo regidor hacía homenajes a Nevenka Fernández mientras otorgaba tras la extraña caída de Raquel, a decir del procesado Muñoz.

Pase lo que pase, la vida ha pasado por delante de Raquel Díaz como siempre lo hace con las víctimas, sin que nadie las escuche a no ser para una foto con la que mostrar una empatía inexistente. No he oído ni al PP ni al PSOE —el galán de gimnasio estuvo en ambos partidos— pedir disculpas por haber mantenido en sus filas a un político que gestionaba mejor el instrumento canoro que el talento y la razón. Demuestran con ello que, fuera de la imagen y la propaganda, el feminismo no está en su programa.

Más allá del discurso, este año han sido asesinadas 55 mujeres por violencia machista, personas a las que todos avisaban pero a las que nadie ayudó. Hablamos de agenda cuando las mujeres seguimos siendo invisibles en un mundo en el que los derechos aún tienen que ser defendidos como una proeza. Pase lo que pase, Raquel Díaz tiene que vivir escondida y su presunto agresor camina con la arrogancia del que tiene a la manada comiendo de su mano.

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