Renacimiento de la derecha leonesa
Muñoz podría haber ganado de calle certámenes de debates colegiales y universitarios, como demuestra en esa cháchara acelerada que emplea en la tribuna del Congreso para hacer hostias del pan de Puenting. Muñoz es capaz de resumir el árbol genealógico de los Visigodos mientras la ministra de Educación no ha pasado de la introducción a la historia de la Corona de Aragón y el Condado de Cataluña, por Iceta. Muñoz ha puesto a aplaudir con las orejas a los tertulianos de derechas, señal de que su irrupción abre un camino a la réplica mediática que la orilla anticomunista, católica, monárquica y liberal del país, ofrece frente al soviet de la Moncloa, socios y simpatizantes. Ahora ya se puede hablar de Muñoz en León, ahora que ha nacido una estrella, que dejamos pasar por esa condición tan cazurra del no vaya a ser que salga rana; como Zapatero, apuntó este día de atrás un tío en la barra de un bar después de presumir de conocer desde chiquitita a esta Evita de los descamisados leoneses, que se subió un día al AVE y apareció en la Carrera de San Jerónimo a mano abierta, con la solvencia de quien suelta epítetos como quien reparte hogazas. Eso que le dijo al ministro de Transportes de Valladolid ... lo que usted odia, soy mujer, soy de derechas y soy leonesa ... ya tenía que estar grabado a cincel por el empedrado de la urbe, igual que los versos sueltos de Gamoneda entre adoquines en la estación de Matallana. Hay que ser muy político para pararle los pies a un político. Decidir con política. Lo que haces. Pero, sobre todo, lo que dices. Por eso hay en la retórica apresurada de Muñoz algo, un no sé qué, que queda balbuciendo (dijo el poeta), y que ha prendido entre la masa, que al final es la que hace buenos los discursos, igual que el pase en el fútbol lo hace excelente el que lo recibe. Muñoz las pone como Michel, y sabe rematarlas como Felipe II. A las pruebas de las sesiones parlamentarias nos remitimos para comprender ahora cosas de las listas electorales que en junio no tenían explicación, a ojos de periodistas leoneses que comen mocos sin pelar. El PP leonés más convulso de la historia ya tiene época: Vélez, con el winterpueblos de Almanza; y Muñoz, con la libertad a hombros, por Madrid.