Editorial | Plan anticrisis con carreras y disonancias
Quedan apenas cuatro días para que concluya el año y este 31 de diciembre se extinguen una de serie de medidas anticrisis, como por ejemplo en el transporte, que resultan fundamentales para muchas personas, que hasta ayer no sabían a qué atenerse. No podían adquirir unos bonos de los que dependían, entre otras cosas, la vuelta a la actividad el próximo martes día 2 o el regreso a casa tras las vacaciones. La sensación que queda con los desacuerdos entre los miembros del Gobierno es que una vez más se ha hecho un encaje de bolillos a golpe de caprichos a satisfacer de unos y otros, sin que exista un plan concreto y definido que debería tener un libro de ruta claro, con unos objetivos congruentes, para dar respuesta a unos problemas sociales que se muestran de manera reiterada con cada estadística de la estructura social de España. El plan anticrisis lleva aparejadas cosas tan surrealistas como una subida de los impuestos a la energía.