La buena muerte
Qué cerca está y qué lejos queda ya casi todo lo francés tras dos generaciones britanizadas, qué lejos su cultura, qué desconocido su cine hoy, su música, sus pensadores, sus poetas y novelistas, su vieja Ilustración, sus monjes negros del Císter y Cluny repoblando todo esto medievalmente, su cocina que creemos superar con tanta deconstrucción de bullis y dabizes en delirio, sus chateaux alardeando en gusto, su campiña como de cuadro al óleo, sus Pyrinées de pedalada en el Col du Tourmalet, su gauche divine y su Rive Gauche paseada al son de acordeón, su Resistencia lírica, su altanera grandeur, su Louvre, su Costa Azul de cine y pecado, su savoir faire, su Revolución, su Mayo del 68, su bohemia parisina, sus universidades rebeldes, su gótico que dibujó esta Catedral... qué lejos ya todo... menos su champagne, que nos socorre en nuestra pijez. Pero quizá es su música lo más orillado hoy. ¿Le viene a mientes al lector un solo cantante actual o un grupo que pite?...
Hablábamos de esto tras leer una noticia que nos entristeció profundamente. La cantante Françoise Hardy , bella musa serena y estilosa que ensoñó mi adolescencia con «Tous le garçons et le filles» , acaba de escribir una carta al presidente Macron exponiendo la tragedia de su existir al padecer dos cánceres que la tienen en atormentado vivir, solicitando el legitimo derecho a una muerte digna y legal, eutanasia aún ilegal en Francia al ser delito para quienes la proporcionen o asistan, aunque el 80% está muy a favor. Y en esto se nos enredó la charla. Ya que difícilmente logra nadie ser dueño de su vida, que al menos pueda ser dueño de su propia muerte... Y si el acogido a escrupulosa ética religiosa o clínica lo condena, pregúntese si Jesús no fue acaso soberano dueño de la suya atendiendo además a un plan divino; y averigüe de paso por qué desde hace siglos la salmodia cantada del beaterio procesionante de los Capuchinos de aquí sigue rogando en el crepúsculo del Domingo de Ramos su Dainos, Señor, buena muerte . Buena muerte, pues, para la Hardy, fille Françoise. Dáisela , Señor.