Editorial | Un colchón anticrisis menos confortable
Las medidas anticrisis siguen protegiendo a las economías familiares de los principales efectos del encarecimiento disparado de bienes y servicios básicos de los últimos meses, pero comienzan ya a desactivarse ante la exigencia de una regla de gasto que el país no puede eludir por más tiempo. El inicio del año llega, como es habitual, con una abultada cartera de servicios que se encarecen. Los fundamentales, como la luz o el gas, lo harán paulatinamente a lo largo del año; otros como los alimentos básicos esperarán un poco más. La recuperación de las rentas (sobre todo de los pensionistas y empleados públicos) permite mantener el pulso de la contabilidad familiar, a la espera de ver cómo se concretan los presupuestos generales y autonómicos para el ejercicio ya en marcha. En las administraciones leonesas la contención en el encarecimiento de las tasas es la tónica, con excepciones como el IBI de Villaquilambre o el agua en la capital; y a la espera de que se materialice el inevitable encarecimiento del tratamiento de basuras. Mientras llega la anunciada estabilización de la inflación, de momento el nuevo año desembarca con precios más altos.