Marejada interna
El encuentro de Sánchez y todos sus ministros en la finca de Quintos de Mora tiene más fondo del que parece. Es verdad que estaba convocado antes del agónico pleno de los tres decretos, pero la imagen ha sido tan penosa que hay que esmerarse en la pedagogía.
La libertad que tiene Emiliano García-Page, desde su puesto de poder en Castilla la Mancha, suscita cada vez más envidia en agrupaciones socialistas de otras comunidades. Incluso el dirigente madrileño Juan Lobato se ha permitido instar a los suyos a que sustituyan el enfrentamiento por el acuerdo, refiriéndose al PP, tras admitir que el proyecto de ley de Amnistía va contra lo que nos define como sociedad.
Pero no es el único; la preocupación por las cesiones al independentismo ha llegado también a los socialistas catalanes. Si al final Junts recupera poder en el Parlament e Illa no llega a ser President de la Generalitat habrá jaleo.
El ubicuo Bolaños ha salido raudo a desmentir que Cataluña pueda rechazar los cupos de inmigrantes que, por ejemplo, llenan los centros de acogida canarios. Reconoce el ministro que, ahora, tras la cesión de la competencia, tienen que estudiar qué aspectos son intransferibles.
Así, la reunión de Sánchez y sus ministros tiene varios objetivos. El primero es coordinar la labor pedagógica que deberán hacer todos ellos para explicar que los beneficios de los decretos aprobados in extremis son mucho más importantes que las «minucias» que se han cedido a Junts y que tendrá que gestionar el Govern de ERC que no las aprueba. Que esto no va a suponer agravios comparativos entre Comunidades. Que si las empresas que se fueron no quieren volver a Cataluña no se las puede penalizar porque lo prohíbe el reglamento europeo. Y, sobre todo, vender con ahínco los benéficos sociales de los decretos.
El segundo tema consistirá en «reprender» al sector Sumar del Ejecutivo por su enfrentamiento con Pablo Iglesias, que se ha tomado su venganza votando en contra. Como el rencor se prolongue puede suponer el rechazo de los presupuestos generales del Estado que harían inviable la legislatura.
Y, por último, mantener prietas las filas y coordinar el argumentario. Para que aquellos que piensan que se está cediendo demasiado ante un grupo de derechas y xenófobo como Junts, no se les vaya la pinza.