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C/ Colón, número 10. OVIDIO PRIETO, 2021

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En marzo de 1938, plena Guerra Civil, Ramón Cañas del Rio trabajaba en colaboración con Juan Torbado Franco, lo que no le impidió firmar en solitario esta «Casa de Alquiler» promovida por Enrique Fernández y David Vélez (vecinos de Villablino) en un solar achaflanado entre las calles Colón y Fernández de Castro (hoy Roa de la Vega), y cuyas obras dirigió con Ángel Panero como aparejador. Proyectó una estructura de muros de carga en doble crujía a la calle y sencilla a las medianeras.

Abrió un semisótano con la vivienda del portero y las carboneras hacia el patio. La planta baja con dos viviendas y el portal con escalera de bella cerrajería Dèco para subir a tres plantas con seis viviendas más, distribuidas de modo convencional por el típico pasillo, las estancias principales a la calle y los servicios al fondo. En 1946, el mismo Cañas, ahora con Mariano González como aparejador, convirtió las viviendas del bajo en locales comerciales. Había dispuesto la fachada simétrica, de ladrillo en tonos claros aparejado a tizón con vanos verticales, la portada en el eje del chaflán y arriba, unos cuerpos cerrados y en voladizo, revocados y rematados en curva que, en los laterales, se escalonan estructurados en bandas horizontales opacas y franjas de huecos seriados con carpinterías de madera y dos tubos redondos a modo de barandillas que se prolongan sobre los petos ciegos de los balcones contiguos, también rematados en curva para potenciar el dinamismo y el carácter expresionista de esta fachada, siempre relacionada por los historiadores con las vanguardias europeas del Movimiento Moderno…

En 2011, José Luis Riera, con J. Fernando Peláez como aparejador, reformaron el edificio para mejorar sus condiciones de habitabilidad: ampliaron los locales, sustituyeron las carboneras por trasteros, renovaron cubiertas, revestimientos, carpinterías exteriores e instalaciones generales, y recortaron la escalera para alojar un ascensor en su ojo… Todo en una contenida actuación que preservó su serena, pero vigorosa imagen, sin duda vinculada a ese racionalismo leonés, «heterodoxo» o «al margen», impulsado por la Ley Salmón promulgada por la República en 1935.