Diario de León

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Al final va a resultar que no se trataba de la energía en sí miema, sino que era el empleo asociado a las renovables el que no se creaba, ni se destruía. Se transforma, como acaba de revelar el informe de Deloitte para la Asociación Empresarial Eólica, en el que se advierte que las zonas en las que se levantan los molinos generan menos puestos de trabajo que otras con menor potencia instalada e, incluso, que algunas en las que lo más cercano a una torreta remite al pirulí de Torrespaña, como le sucede a Madrid. Los números desmontan otro de los embustes con los que quieren convencer a León para que se convierta en la pila de España: un extenso territorio sacrificado en el que la silueta del horizonte montañoso quede pespunteada por las palas gigantes; una mancha en la que los montes cambien el manto cárdeno y gualda de los brezos y las árgomas por la cizaña de los espejos solares bajo los que se agosta la tierra. El futuro de las renovables remite al pasado de esta provincia.

El truco lo vivimos con la hidroeléctrica que anegó los valles para levantar los pantanos con el argumento de unos regadíos que, en el mejor de los casos, dejan correr el valor añadido Canal de Castilla abajo y censan los beneficios en los domicilios de las eléctricas. La burla se repitió con el carbón, tras cuyo entierro quedaron las cuencas desiertas, condenadas a las propinas y los engaños como los desvelados por los exmineros a los que la empresa estatal Tragsa explota en Cerredo y Tormaleo. Esta es la transición justa, insisten, sin ni siquiera plantearse la recuperación del canon energético, eliminado en 1985, que el colectivo social León Propone ha logrado que Europa estudie para compensar a los territorios por las instalaciones generadoras de energía. Esta película que nos venden las eléctricas revestidas de oenegé y los gobiernos preocupados por el cambio climático ya sabemos cómo acaba. Nos hicieron spolier . Den una vuelta por Olleros de Sabero un martes de enero, por Pola de Gordón a mediados de esta semana o por Villaseca de Laciana mañana mismo. El remake este que quieren estrenar ahora en la montaña central y oriental, en La Cepeda, en Maragatería, en el Bierzo o en La Cabrera, clava el argumento. El desenlace no cambia. Siento estropearles el final: queda todo para escombro, abonado para la despoblación. Esta vez, para más joda, a los últimos les obligarán a que paguen la luz del resto.

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