Negreiratos y villaratos de León
Venga, a cabalgar contradicciones. Le dieron matarile a la Ruta de la Plata por falta de viajeros (pesoe dixit) y van a cerrar la Ruta del Cares por exceso de aforo. Le han vuelto a meter el gato a León en la casa cerrada, donde la existencia agoniza con la vida relatada en el escaño de la cocina. Muere lo que no se cuenta; hasta en estos giros que empujan a la esquizofrenia. Era de esperar, como contrapunto a la compasión por las quejas; igual que la jaculatoria de que el Barça gana por el silbato evoluciona de forma natural hacia el Madrid la palma por el villarato, hay que lidiar con que se apaga la luz porque falta personal y la masificación funde los plomos. Piedras al tejado que ampara la periferia leonesa al tiempo que los predicadores vomitan sobre el sermón de la vuelta al pueblo, con esos mensajes ortopédicos, ridículos y pedantes para justificar el subsidio terminan en el abismo del desengaño. Algo tenía que hacer esa gente con los ojos inyectados en sangre al ver más turistas en el puerto Pontón que en la cola del barco de los canales y canaletas de Castilla. Estamos a un avemaría de licitar el plan de viabilidad por la senda de Caín. La legislación que somete la España vacilada es la hermana tola de la agenda 2030 y los salmos del cambio climático. Iban a poner un cartel en la N-601 que incentiva la salida a la N-625, también conocida por vía rápida a Cistierna en el plan de carreteras que duró aquella merienda de periodistas leoneses adscritos al régimen de ZP en la Moncloa: La Cenia, las Pintas, Picos de Europa. Ni lo mandaron a la imprenta cuando alentaban mociones desde la oposición que luego echaban abajo cuando estaban en el Gobierno. Otra marca de la casa de la política leonesa, que explica el muladar que concentra el futuro de los que resisten, a pesar del yugo. La nueva representación del mundo idealista diseñado en las oficinas woke de Bruselas, Davos, Madrid y sus sucursales de Valladolid y oficinas urbanas de la calle Sierra Pambley de echar turistas de León agota casi todos los recusos para pedir el voto la próxima vez. El diputado está desnudo. Que citen a Helene Valenzuela, que centra la competencia del Ouigo en el transporte en carretera, pero donde haya peajes. Cierren, cierren el Cares. Que nos sobran paraísos.