Poliamando

Me dices que esa nueva palabra nacida en el mundo anglosajón como polyamor y se tradujo aquí por poliamor significando poliamoría , aunque di mejor poliamorío , que amorío es lo que es y describe en más preciso esa orientación del badajo o del afecto al poliamor, definido como «relación amorosa no monógama, de manera simultánea, de dos, tres o más personas, con consentimiento y conocimiento de todos los involucrados». Amor mancomunado, entonces; pluralidad amorosa, pues... como poliandria y poligamia a la vez sin tener que empatar a pares o impares (la generación Z española encabeza Europa en esto). Pero no es nada nuevo ese poliamor, chaval, el amor libre, al bulto feliz o en montonera es tan viejo como la orilla del río y tiene épocas de furor; fíjate solamente en griegos, árabes o romanos.

Hace 50 años, sin ir más lejos, corrían filosofías vestidas con trapo de gran colorín y flores en la bragueta con un tripi a mano predicando el amor libre, el pacifismo y el rock and roll como misa de masas. Tiempos hippies: ¡fuera compromisos, fuera sujetadores, fuera capitalismos! La Naturaleza, entonces, se alzó en diosa madre que exigía desnudez de mente y cuerpo. Y meter ahí rollo gurú y harekrisna proporcionaba además un regustín mágico-espiritual atufando a mantra tolón y a sándalo o pachuli. Pero en realidad lo único que se buscaba entonces -como ahora- era follar como fuera, no te engaño.

Sin embargo, recordando a los poliamorosos que entonces conocí me pregunto cuánto podría durar hoy tu poliamor, pues ninguno de aquellos grupitos mantuvo su reto más allá de unos pocos meses, si no reventaron a las dos semanas rompiéndose o esfumándose hasta sólo quedar en alguna pareja: Víctor y Genoveva o Richar y Elena, que yo recuerde. No es nada fácil concordar entre tres o cuatro. Y un día verás la verdad que hay en lo que dijo la cineasta Justine Triet en entrevista reciente: “La pareja es un intento de democracia que casi siempre termina en dictadura”. Y si entre dos ya se da eso, échale ahí unos cuantos más.