Diario de León

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Aquí hace falta un análisis muy serio de lo que está pasando. León tiene recursos de sobra para profundizar en ello. Organizaciones empresariales, sindicales y colegiales; participación en organismos autonómicos dedicados a poner la lupa sobre lo que nos ocupa y nos preocupa; entidades engrasadas con los intereses que nos cobran pero no nos pagan por nuestros ahorros y que mantienen rumbosos servicios de sesudos especialistas. Y sobre todo una Universidad cuyos muy brillantes miembros deberían implicarse un poquito más en el aquí y ahora, para adoquinar la estrategia a poner en marcha ya, porque se les echa muy de menos. Pero ya. Porque llegamos muy tarde. Tanto foro, tanto rifirafe político, tanto análisis retrospectivo, tanta cháchara, tanto tópico, tanta Virgen de la Amargura, tanto ‘hayque’,...

Si a esta provincia no le ponen las pilas verdades del barquero como las que ayer nos escupió la Encuesta de Población Activa, es que realmente estamos anclados en la absurda noria que, después de dar una enooorrmeee vuelta a todo cuando nos distrae, nos devuelve al punto de partida. ¿De verdad estamos clavados en la inacción? En la inutilidad lastimera, si cabe más languidez.

Los jaleados resultados del conjunto del país desdibujan una inaceptable polarización de los territorios que se agudiza, con esta provincia en el vagón de cola. Así siguen una estela centrífuga la riqueza en los hogares, las inversiones en los territorios, las ventajas fiscales para las empresas, los servicios esenciales en el León que insisten en vaciar,...

Los datos son tan ineludibles como lo es la exigencia de una respuesta capaz de sortear no tanto siglas partidistas (que por supuesto) como a la nómina de jerifaltes institucionales permanentemente puestos de perfil en su equilibrio tan infinito como inútil para los intereses de León.

Sólo en un año esta provincia que busca su rumbo de futuro ha perdido 5.700 personas que trabajan o buscan empleo (14.500 desde la pandemia); 2023 se despeña con 10.200 ocupados menos y 4.500 parados más. España presume mientras de récord de ocupados, de población activa, de mínimos de paro. La brecha se cierne de forma alarmante. Se abre cada día más.

¿De verdad es imposible pensar en León más allá de otros intereses, y hacer un diagnóstico fiable de lo que padecemos para intentar ponerle remedio? ¿Estamos viviendo el silencio de los corderos?

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