¿Agrofacha?

M al se sabe si un campesino es de derechas o de izquierdas. El Cis dice que hay rojos y azules, claro, apenas radicales y que la mayoría se declara de centro como en un « ni contigo ni sintigo tienen mis males remedio ». Y así, el agricultor vota derechas yendo bien la cosa y, si vienen mal dadas, alzará la izquierda: ¡intervención estatal!, ¡rescate público!, subvención, pacs, pers, inflapapeles, rebatina para el campo con la que los listos abonan su surco electoral. Se ve. La derecha lo tiene más fácil, habla con propietarios más que con arrendatarioss y más a terratenientes que a jornaleros.

¿A quién quieres más: a papá, a mamá o al Ayayay?, le preguntan al labrador o ganadero... y responde ¡al Ayayay!, a la innata quejumbre, a la eterna insatisfacción. Por eso, si dicen ser mayormente de centro, es más por camuflaje que por tendencia. El campesino está a lo suyo, a verlas venir como cazurro con boina detrás de una sebe, achusmando. Y si hay que ser de derechas -como hoy en Francia, aquí, en Pénjamo o con Trump-, ¡todos a una!, tractorada, barricadas en origen y ante el mercado central, ¡que pase hambre la puta ciudad!... Pero sus tormentas pronto escampan si afloran limosnas de Bruselas mandando a cada cual a su olivo. Hoces en alto ya son sólo un símbolo gagá. Así que ni de derechas ni de izquierdas; los agricultores sólo son conservadores igual que los de la ciudad conservaduros. Sin embargo, parece que ahora declinan a derechas y claman contra la roja política verde que viene imponiendo en Europa barbechos necesarios, rotación de cultivos, prohibiciones en la caza, sostenibilidad, rebaja de ayudas ganaderas, adecuación a sequías... Y la extrema derecha sabe que hoy, como nunca, pescará cebollinos y pepinazos en esos ríos de barro; se la ve y se hace ver detrás de gritos o pancartas... y no son pocos los que van tras esa flauta de Hamelín si la toca el profeta del azadonazo en la crisma. ¿La agrosfera se hace agrofacha? Pregúntalo en esta región de tanta « Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora » (Machado escribió).