Borrell, profeta en Europa
J osep Borrell fue un buen ministro de Fomento y Transportes con Felipe González y, más tarde, como titular de Exteriores, con Pedro Sánchez. Después, los hados no le fueron propicios y aunque la militancia socialista le designó como candidato a la presidencia del Gobierno, acabó renunciando en 1999 sin que llegáramos a entender la acidez de las batallas internas en el PSOE, organizadas en su contra. Hoy, Josep Borrell, Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, es uno de los personajes más influyentes de la política española y europea en los últimos años. Su mandato, que comenzó en 2019 y terminará en octubre de este año, ha estado plagado de problemas que ha capeado con mano firme. La defensa de Ucrania ante la invasión rusa y la navegación procelosa de algunos países europeos son retos de calado. Hace algunos meses comentó que «el mundo en el que vivimos no tiene nada que ver con el que existía en diciembre de 2019. Ha pasado todo lo que no estaba previsto: pandemia, guerra de Ucrania, el cambio en la presidencia de Estados Unidos».
En ese panorama cambiante, Borrell ha tenido la virtud de empoderar a Europa. Si la coordinación de la defensa europea, la ampliación de la UE y el cumplimiento de la agenda 2030 fue importante para los países en desarrollo y para la lucha contra el cambio climático, luego surgió el imprevisto ataque salvaje de Hamás en Israel y la respuesta desmedida de Netanyahu en Gaza con las insoportables cifras de miles de niños asesinados. Para colmo, Josep Borrell ya pronosticó que quitar la financiación a la Unrwa sería algo desproporcionado y peligroso. Pero, finalmente, se han impuesto las tesis de quienes suponen la existencia de actividades de apoyo a Hamás por parte de trabajadores de la agencia de la ONU.
¿Cómo se debe sentir este político catalán ingeniero y economista, que ya fue objeto de críticas en su tierra desde los sectores que defendían el ‘procés’? ¿Frustrado? ¿Impotente? Borrell es un hombre sensible que, en un mundo de políticos sin piedad, representa la clarividencia, el sentido común, dando la voz a las víctimas. Como ha ocurrido a otros políticos que dejan huella, Josep Borrell no ha disfrutado hasta ahora del merecimiento que le corresponde, pero es profeta en Europa y puede que más allá.