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No corren buenos tiempos para los cuerpos profesionales adscritos a la administración de la justicia, precisamente la que garantiza que todo el sistema siga en pie. Huelgas, atascos interminables engordados por las protestas, cuestionamiento de actuaciones, digitalización con resultados puestos en duda,.... Una de las tres grandes patas de la garantía democrática, la que debería ser más firme, se ve cada vez más sacudida desde la base. Y eso es un motivo de inquietud para los ciudadanos, pero desde luego debe ser una prioridad a apuntalar por el Estado. Aunque no se ve horizonte favorable a corto plazo.

Uno de los síntomas de este preocupante panorama es que los abogados leoneses se apunten, hasta triplicar las cifras de candidatos en un año, a la plataforma para resolver las cuitas de los accidentes de tráfico. La abogacía sufre múltiples problemas, ahí está la reivindicación del turno de oficio, entre otras. Mal augurio es que los profesionales del Derecho hayan de refugiarse en cuestiones de picapleitos. Que son las que mueven las remuneraciones. Preocupante.