Viejas canciones jóvenes
M e gustan las viejas canciones, por ellas mismas y porque me confirman en que acerté cuando me gustaron la primera vez que las escuché. Desde crío he ido por libre en mis aficiones musicales, y en esa trinchera sigo. No quiero decir que viva cerrado a lo nuevo, pero mis preferencias prácticamente no han cambiado desde la adolescencia: las orquestas de jazz y swing, los crooners, el folk, el country, siempre que suene verdadero… En fin, mis cantantes más queridos han muerto o hace mucho que pasaron de los ochenta. Y les soy fiel. Me alegra que los gemelos Quiñones y sus Mágicos 70 este domingo den un concierto en el Teatro San Francisco, a las 19 horas, tributo al Dúo Dinámico y a beneficio del Banco de Alimentos. El Dúo Dinámico era como Zipi y Zape, pero sin parentesco y en yeyé formal. No estaba en León cuando actuaron en los años sesenta, pero en mi familia política tenemos una historia al respecto, pues una prima de mi mujer se rompió una pierna intentando saltarse una valla y conseguir un autógrafo, en Papalaguinda.
Ah, las fans y los fans. Ah, los sentimientos musicalizados. De novios, rondé a mi hoy mujer en su balcón, aunque ella no lo recuerda. Pero este juglar de columnas podría volver a cantarle todo aquel repertorio, si alguien no me hubiese quemado el laúd. Incluso hice un bis del clásico «Doce cascabeles tiene mi caballo».
Reconozcámoslo, nuestra vida hubiese sido peor sin las canciones que nos hicieron mejores, pues ni siquiera todas las buenas sirven para este importante cometido. A veces, las buscaste tú; otras, te encontraron ellas a ti. Por cierto, una gran alegría que el premio Castilla y León de los Valores Humanos y Sociales haya sido concedido este año a nuestra Margarita Morais y a la entrañable Fundación Eutherpe. Música al servicio de la fraternidad universal. Y desde León.
En los gemelos Quiñones el corazón canta a capella con la voz, y lo suyo no es truco. Y a mí me gusta que la música no lo tenga. Son músicos del viejo estilo. Muy buena gente, muy buenos artistas. Y con una gran causa: la de los necesitados. Tan leoneses como la Legio VII, las patatas Blas o el frío en primavera. Tan nuestros como el ayer. ¿Hay algo más joven que una vieja buena canción?