Falta de empatía
A nte el alevoso asesinato en Barbate de dos miembros de la Guardia Civil a manos de narcotraficantes que operan en la zona del Campo de Gibraltar, es difícil sustraerse a un sentimiento de indignación que se agrava por las evidencias que señalan que un factor determinante del desenlace de este episodio ha sido la desproporción entre los medios materiales de los agentes y de los que disponen los delincuentes.
Precariedad que se agravó tras desmantelar la unidad especializada en el combate contra el narcotráfico que venía operando en la zona. Una decisión adoptada por el ministro Fernando Grande Marlaska quien, por no dar explicaciones, tampoco informó a la Fiscalía encargada de la represión del narcotráfico. No justificó en su momento una decisión que, al retirar de la zona a más de un centenar de agentes, envalentonó a las mafias que operan a ambos lados del Estrecho. Tampoco ha encontrado tiempo para acudir a Barbate tras conocerse lo ocurrido.
La gestión de este caso está sacando a la luz la opacidad de algunos aspectos de la gestión del titular de Interior. Y más cosas. La falta de empatía del presidente del Gobierno y el cinismo del portavoz del PSOE en el Congreso (Patxi López) quien, en un alarde de contorsionismo exculpatorio, ha llegado a decir que lo sucedido en Barbate se debía a las malas condiciones de la mar. Pedro Sánchez todavía no ha encontrado un hueco en su agenda para acudir a Barbate y dar el pésame a los compañeros de los dos guardias civiles asesinados. Sí lo encontró para asistir a un desfile de moda en el Ateneo de Madrid.
Pechar con las críticas o los abucheos que se derivan del descontento que pueda provocar la gestión de la cosa pública entra dentro del sueldo de los políticos. Tras asistir a la gala de los Premios Goya debería haberse acercado a Barbate o a Pamplona o a Cádiz donde se celebraron los funerales por los guardias civiles asesinados. No lo ha hecho. Puede que por miedo a ser abucheado o por falta de empatía. No sabría decir qué es peor.