Diario de León

La liebre Álvaro Caballero

Cagalindes

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Entretenidos como andábamos en reorientar el repetidor de Matadeón, que al final debe ser de allí el problema porque se ha ido la imagen hasta con los decodificadores aquellos que nos hizo comprar Zapatero, casi nos perdemos la escaramuza de la semana. Menos mal que nos quedan las redes antisociales, donde los intestinos se entretienen en hacer la digestión tan larga como le beneficie a cada grupo de poder antes de esparcir su mierda. Pero esta vez, la gresca ha cuajado en el desagüe político por unas presuntas «ofensas» que los responsables de la Junta han visto en uno de los habituales regüeldos de Óscar Puente. No me hubiera preocupado, si no hubiesen incidido desde el equipo de Fernández Mañueco en que la «descalificación» afectaba «a toda la comunidad y a los ciudadanos de esa comunidad». Ya habría bastado para no sentirme aludido, pero entré a la noticia ante la insistencia de los populares que al pique estaban de reclamar un duelo en el que restaurar el honor. Una lástima. Se trataba solo de unas declaraciones en las que el ministro vallisoletano definía a la autonomía como «un geriátrico al aire libre» y, en la porfía, culpaba de la imagen «desoladora» a «37 años de políticas nefastas» del PP. Pardiez, no queda sino batirse por el escarnio.

La bobada ha dado para cinco días, con carta incluida de Mañueco a Sánchez y hasta un vídeo de Ester Muñoz, que de estos temas de los bocachancla sabe. La bufonada, que se suma a la flatulencia de García-Gallardo de la semana anterior en los Goya, marca el nivel político y sus preocupaciones. El chiste apenas sirve para constatar una realidad que el socialista descubre ahora. Pero evita meter los años precedentes del PSOE en los albores del engendro autonómico de la Junta y la incidencia de los Gobiernos, tanto socialistas como populares en la despoblación. No matizó tampoco, pero para eso está el INE, que no afecta a todas las provincias igual: en el último año, León volvió a perder población —1.388 vecinos, la mayoría en edad productiva— mientras que Valladolid ganó 3.684 y Burgos 1.830. Mira que Puente suele hacer gala de haberse bajado tres estaciones antes de Atapuerca, pero en esta ocasión lo que se quedó fue corto. Qué oprobio. Se ha perdido hasta la elegancia en el insulto. Si el cagalindes todavía nos hubiera llamado llorones a los leoneses, como la otra vez, o incluso castellanos, hubiera sido para pensarse el duelo.

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