TRIBUNA
Farandulistos (... listas)
H an sido llamados de las más gentiles maneras y en los más finos idiomas: divine gauche, beautiful people. aristocracia couché. Es una cuadrilla de laureados de la farándula, con más cuajo que talento en la mayoría de los casos, que pregonan sin disimulos sus simpatías por los ideales de la zurdo-secta y se arriman y empujan las recetas y pregones que la conforman. Se autocalificaron a sí mismos al suscribir un documento de apoyo al inquilino de La Moncloa en 2008 bajo el paraguas de la ceja del susodicho, de cuyo nombre mejor no acordarse. Y se autoproclaman paladines de lo proletario, protectores de pobres y marginados, de inmigrantes, maltratados, por supuesto de ellos y ellas. La nueva Curia de consejeros áulicos de la Orden caballeresca de la Santa Zurda Zahurda, los nuevos diáconos y apóstoles de la Iglesia seglar retro socio-comunista.
Casi todos estos ilustres buhoneros de la redención social, se hicieron adultos en familias modestas, pero gracias su triunfo profesional han logrado patrimonios de muchas cifras. Lo que hace que pertenezcan, sin remedio, al linaje de la oligarquía, es decir, a la casta de los ricos. Su solidaridad con las clases oprimidas es más verborrea y autobombo que sincera y comprometida. Porque ¡cuándo se ha visto que estos magnates farandulistos se hayan señalado por donaciones generosas a las nobles causas que dicen defender? Arremeten con furia con todas las que provienen del otro lado del río, (léase, Ortega, Juan Roig, Nadal, Gasol..) Pero ellos encadenan sus abultadas cuentas a su exclusivo interés y no sueltan mas allá de calderilla a los necesitados. Antes al contrario, acumulan sus riquezas con espíritu de mercaderes de vinagre; construyen patrimonios inmobiliarios millonarios. (léase Don Piso) Y lo peor de todo aprovechan sin recato alguno los privilegios propios de las clases opulentas: tributación ventajosa, offsore, explotación laboral doméstica y nutrido surtido de hábitos lujosos y dispendios varios. Hiriente es recordar a los venerados cofrades de esta Orden Sacramental de la Seudolaridad proletaria. Si su curiosidad le apremia no tiene más que escribir en el buscador de su móvil «sindicato de la ceja».
Y causa vergüenza ajena, pavor, dolor, consternación hasta incredulidad, contemplar, ver, oír que los que se pregonan como portavoces de la Cultura, con mayúscula, se arrodillan como miserables lacayos ante la cúpula redentora de la PSOA (Partido socialista obrero antiespañol) y se arrastran como lombrices ante las torres de la caja de caudales, que alimenta sus egos y sus patrimonios. Porque lo que enarbola esta banda de rufianes con ínfulas de héroes de la Marvel, es el derecho de pernada a la caja de caudales del ministerio de la idem. Que despilfarra los impuestos del contribuyentes en subvenciones, ayudas, subsidios y gabelas a artistas, artistos y artistoides, siempre atrincherados bajo el signo de la ceja. Que no ingresan en taquilla ni para pagar los gastos del porte de sus creaciones pero que lo compensan de sobra con toda clase de abonos de instituciones, municipios, diputaciones, juntas, gobiernos y gobiernas
Estos tartufos del tocomocho se escudan con banderas tan gloriosas como progreso, igualdad, solidaridad, ecologismo, solo para calentar la oreja a los amos que les garantizan las habichuelas.
El argumento más elemental para descalificar a esta cuadrilla de farandulistos es que mercadean con su arte para promocionar las propagandas de los que manejan la Hacienda común. Saben de sobra que todo artista que se arrima al poder se condena al servilismo, lo cual es actitud contra natura en el artista de verdad. Pero la dignidad ya no está en su galaxia de valores, solo la tárjeta de crédito.