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TRIBUNA

FRANCISCO J. LÓPEZ RODRIGUEZ
Profesor jubilado de FP

Los dioses de Pedro Sánchez

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S obre Pedro Sánchez se habla en muchas tertulias, en la calle. Está en boca de todos. Pedro Sánchez es un líder vilipendiado por muchos y adorado, por interés, por unos cuantos. De Pedro Sánchez solo se oye hablar en fase negativa. Pedro Sánchez no puede salir a la calle. Todos le abuchean. Hasta muchos le odian. Pedro es presidente de un país que está vendiéndolo a precio de saldo, solo y exclusivamente por estar en el poder. Pedro Sánchez es el prototipo que, rebuscando en la Historia, no se encuentra ningún personaje que se parezca a este inquilino de la Moncloa, salvo los sátrapas que regaron y riegan con sangre muchos países. Sí, Pedro Sánchez es un sátrapa que gobierna despóticamente. Los sátrapas eran elegidos directamente por el rey, generalmente, entre miembros de la nobleza. Ejercían el poder judicial y administrativo, cobraban los impuestos se encargaban del orden público y de reclutar y mantener el ejército. Hay una diferencia importante en el personaje en cuestión. El sátrapa de la Moncloa es elegido por: independentistas, secesionistas, traidores a la patria y por terroristas. El Rey se limita a nombrarlo, con la particularidad, de que a Pedro el Rey se lo pasa por entre la pernera.

Pero qué se dice por ahí, por allá, fuera de nuestras fronteras. Unos, dicen que es un enfermo del poder. Esta enganchado al narcótico del pesebre y necesita todos los días dosis para ostentar el cetro. Otros, que Pedro Sánchez, tiene rasgos psicopáticos en su personalidad y comportamiento. Su gusto por la ostentación, su exhibicionismo narcisista, sus reformas en la Moncloa, sus viajes por todo el mundo, su mirada, a veces torva, y su alto grado de satisfacción, ejerciendo el poder, son claros síntomas de la enfermedad que el psiquiatra inglés, David Owen, que fue ministro en el gabinete de Tony Blair, define como, el síndrome de la arrogancia.

El poder, a algunos políticos, les hace perder la cabeza, los convierte en arrogantes y soberbios y les aleja de la realidad, situándolos en una peligrosa alienación que les hace perder la noción de la realidad. Pero, a otros, los convierte en verdaderos enfermos mentales, según Owen. Cuando eso ocurre, se creen dioses o sus enviados en la Tierra, propician el culto a la personalidad y, muchas veces, se tornan crueles. Algunos creen que esa enfermedad se da, únicamente, en las tiranías, pero, lo cierto es que, también, se desarrolla en las democracias, afectando a personas que han sido elegidas en las urnas.

Todas estas actuaciones son características de los sátrapas. Los sátrapas tenían sus dioses y cada dios protegía una actividad. Todas las acciones de los sátrapas se justificaban porque eran designios de los dioses. Como en otras antiguas creencias religiosas politeístas, los dioses presidían todas las actividades tanto las del hogar, las de familia, como la política y la guerra.

Pedro, aunque se manifiesta, en su perfil, ateo, tiene, también, sus dioses de conveniencia. Veamos a quienes adora. Admira al rey de todos los dioses persas, Ahura Mazda, Señor de la sabiduría, campeón del orden de la luz. Este dios le ha alumbrado para perdonar a los que atentaron contra la unidad de España, sobre todo, le inspiró la Ley de amnistía y le dijo que era el mejor sistema para elevarlo al altar de la Moncloa para ser presidente del Gobierno.

Adora a Angra Mainyu, espíritu destructor, para que le de fuerzas para tener a la oposición arrinconada, despreciada.

Pedro reza a Mitra, dios del sol naciente, que protege los pactos y los contratos con los traidores a la patria.

Otro de los dioses, a quien Pedro, adora es a Hermes, el dios mensajero de los dioses. Los mensajeros tratan de seducir al poder a costa de lo que sea, y quienes se resisten y se empeñan en informar, verazmente, sufren las consecuencias. En España, los medios escritos están sometidos a la tiranía del dios Pedro. Si incumplen los designios del dios no serán recompensados con los denarios áureos y la empresa irá a la ruina.

Por la que no tiene especial predilección es por Themis, diosa de la Justicia, ya que esta diosa es la que protege los derechos y busca la ecuanimidad. Es la diosa del buen consejo, era la encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres. Cuando se le hace caso omiso, trae el justo y colérico castigo. Pedro la dejó de venerar y ordenó que su estatua desapareciera ya que las decisiones de los tribunales de Justicia no le favorecían.

También tiene como modelo a la diosa Ardvi Sura Anahita, una de las deidades más populares de los persas. Es la diosa de la fertilidad, del agua, de la salud y la curación. Se la recomienda a la vicepresidenta del Gobierno. Sí, es la diosa de la modelo de Zara. Es la diosa que le aconseja subir los salarios, las subvenciones a los vagos. La que le dice tu adelante, aunque las empresas fracasen, tu seguirás en el poder. Como eres comunista te ayudo a que repartas la riqueza de los demás, pero no la tuya. Es el prototipo de la emperatriz de la Moncloa. Es una diosa que va vestida siempre impecable, con un vestido bordado con oro, pendientes y collar de oro. Se encuentra sobre una carroza tirada por cuatro caballos. La Vicepresidenta es la fuente de toda la vida en la tierra, alimentada y mantenida por el emperador, Sánchez, a quien, en agradecimiento, le rinde culto.

Al dios que más admira el emperador de la Moncloa es a Júpiter: Rey de los dioses y el cielo. Júpiter era hermano de Neptuno y Plutón. también conocido como el dios del cielo o el gran protector. Controlaba el clima y las fuerzas de la naturaleza, y era conocido por enviar rayos para advertir a los ciudadanos de Roma. Este es el prototipo. Como todo buen sátrapa hay que vigilar que ningún súbdito se mueva. Si alguno se atreve a infringir el dictamen del emperador de la Moncloa enviará un rayo que lo dejará fuera de combate.

Me van a disculpar por estas diatribas sobre el personaje Sánchez. Todo el mundo le critica, pero a la hora de escribir muy pocos lo hacen con una crítica mordaz. Ya sabemos a quién se deben los medios de comunicación y, si se desvían, recaerá sobre ellos una sentencia de muerte. Eso de la libertad de prensa es un derecho, pero, los deberes están mediatizados y confiscados por el poder. Los que cobramos una pensión del estado, después de cincuenta años de cotización, quizás, seamos los más libres y podamos hablar con objetividad y hacer justicia ya que la venganza política no puede despojarnos de la pensión.

Después de justificar el endiosamiento del emperador de la Moncloa y el culto que rinde a sus súbditos, finalizo mi sátira con las palabras de la sicóloga, Pilar Enjamio, sobre el dios Sánchez: Tiene una obsesión o idea fija que es el poder. Es un sabelotodo que rechaza cualquier opinión que no sea la suya, creyéndose el protagonista de todas las películas y el Mesías que salvará al mundo. No cabe duda de que es el endiosamiento de Pedro Sánchez y el culto al emperador que le rinden sus súbditos que son todos aquellos que están bien remunerados y si se mueven no salen en la foto y se les acabó el chollo. Pedro Sánchez ha resucitado a todos los dioses persas y romanos para ser el dios emperador de lo que quede de España.

El poder, a algunos políticos, les hace perder la cabeza, los convierte en arrogantes y soberbios y les aleja de la realidad, situándolos en una peligrosa alienación que les hace perder la noción de la realidad. Pero, a otros, los convierte en verdaderos enfermos mentales, según David Owen