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A l César lo que es del César. Hay que reconocer que la estrategia que está siguiendo José Luis Ábalos para defenderse le está saliendo la mar de bien. En menos de 24 horas ha pasado de ser el «villano» del caso Koldo a víctima de Pedro Sánchez y el «aparato» de su partido. Ábalos, lejos de achantarse por el órdago que le lanzaron desde el Gobierno y el PSOE, ha cogido el toro por los cuernos negándose a dejar el escaño porque, asegura, es inocente de todo lo que se le acusa y sobre todo porque no hay ningún juzgado, que se sepa, que le esté investigando. Por tanto dice que se queda para defender su honorabilidad, lamentándose de que su partido le haya abandonado.

Ábalos es un tipo bregado en las lides de la política, fue uno de los más fieles escuderos de Pedro Sánchez cuando éste optaba a la secretaría general, y no le tembló la mano y hacer lo necesario para ayudar al hoy Presidente. Fue implacable con los críticos de Sánchez y desde luego no dio tregua al PP acusando a sus dirigentes de corrupción.

Sin duda, fue una pieza fundamental en la puesta en marcha de la moción de censura contra Mariano Rajoy y tampoco le tembló la voz al acusar al entonces presidente de estar al tanto de las corruptelas de su partido. Sí, Sánchez le debe mucho, pero seguramente a estas alturas cree que lo que tiene, el Poder, lo ha obtenido por sus méritos él solito. Perder la perspectiva es un mal común a muchos gobernantes.

El caso es que el miércoles, en la sesión de control al Gobierno, el presidente presumió ante Nuñez Feijóo de «cortar por lo sano» en los casos de corrupción. Lo que pasa es que en el caso Koldo ese «cortar por lo sano» pasaba por entregar la cabeza de José Luis Ábalos, y este se ha resistido a asumir el papel de villano, por más que a Pedro Sánchez eso le hubiera ido de perlas.

A estas horas Ábalos se ha ganado la simpatía de la opinión pública que le ven como víctima de Sánchez del Gobierno y del PSOE. Y ahí quedan dudas sin despejar, por ejemplo la relación entre el actual secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán y el tal Koldo García, habida cuenta que fue el primero el que introdujo al segundo en los aledaños de Ábalos y del propio Sánchez.

E incluso Pedro Sánchez tampoco puede ocultar que en su día Koldo García formaba parte de su equipo de confianza. Porque Koldo García estuvo muy presente en la travesía de Sánchez hacia la secretaría general del PSOE.

Lo cierto es que Ábalos está acertando con la estrategia que sigue presentándose como víctima del Poder y de la derecha, mientras que Sánchez está quedando como un desagradecido que si te he visto no me acuerdo, dejando en la estacada a quién fue un escudero fiel.

Si esto fuera un partido de fútbol yo diría que el marcador va Ábalos 1, Sánchez 0.

Pero aún queda mucho partido por jugar y tengo la impresión de que la «baraka» de Sánchez empieza a hacer aguas. No se puede ganar siempre.