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Cuentan que hasta la Nécora, que de primeras iba a denominarse Mago para honrar los trucos que luego harían famoso a Garzón, las operaciones policiales llevaban tan sólo el número del expediente. La asepsia cedió paso al merchandasing de los investigadores y las unidades especializadas que han hecho fortuna en el ideario colectivo. Pero en esta historia de juegos de palabras y jeroglíficos para las páginas de los pasatiempos, no se da otro caso como el que la Junta puso a empujar a los fiscales al adelantarse a los delitos con el bautizo del edificio Perla Negra. El barco de piratas de Jack Sparrow, sede de la Consejería de Economía —si se lo dejan un leonesista no lo hace mejor— descorchó un aluvión de citaciones que han terminado por dar turno incluso a Juan Vicente Herrera. El expresidente deberá declarar como testigo, pese a que en los escándalos judiciales se había acogido a sagrado con aquel argumento de la «corrupción de personas», como si los imputados los hubieran escogido al azar los instructores en el padrón de vecinos de Arroyo de la Encomienda y no entre los altos cargos de la administración autonómica. El botín se cifra en unos sobrecostes de 23,5 millones de euros, de acuerdo a la investigación que da cuerpo al juicio, abierto esta semana, once años después de comenzar la instrucción.

El retraso, que las defensas todavía quieren alargar con tretas, se solapa con el estancamiento procesal de la trama eólica. Otra coincidencia que nada tiene que ver con una posible corrupción sistémica de los gobiernos populares, en los que Mañueco ya estaba de consejero de Presidencia y Justicia. El caso hubiera podido llamarse Operación Sancho Panza, por ejemplo, por el modelo de funcionamiento de las autorizaciones de los parques con la participación de empresarios locales y cargos de la administración para repartirse 75 millones de euros. No, no es el mismo, ustedes se confunden con la trama solar, que en León se saldó con negocio para los que estaban siempre cerca del sol que más calienta, dos depuraciones de funcionarios y un aquí no ha pasado nada, circulen .

Quizá les suene todo esto un poco al tema del portero de puticlub que se ha hecho famoso por las comisiones de las mascarillas. Sus superiores tampoco sabían nada, ni tienen culpa. Ni siquiera Ábalos. Esta la han puesto a empujar: Operación Torrente. ¡Viva el Fary!