Vaya perlas
Q ué lunes. Se inició con el jucio que estará hasta el 8 de mayo dando de comer escándalo con los cazos, mazos y apaños que son patria del político estrábico, virolo o bizcorneto, ese que lanza un ojo a la galería y el otro al paño. Es el caso de « La Perla Negra » -bajel pirata que llaman- con pelotazo en Arroyo de la Encomienda (Valladolid con gracia). Ahí asoman políticos en racimo, trama tramadita, larga cuerda en el banquillo, altos cargos de la Junta los más. Y se juzga ¡doce años después! de iniciarse el proceso sobre el tajadón que se llevaron de algo que dijeron costaría 40 millones y al final fueron 70 dejando así más de 30 en las uñas de las garduñas. En la cumbre del mantecao estaba un consejero plenipotenciario, Tomás Villanueva, cuya muerte -sobrevenida en lo álgido del proceso- corrió por los mentideros como un despacharse para aliviar a deudos y eludir deudas... mientras otros ecos de anteriores corrupciones hablan de lo sistemático y no tanto excepcional: aquello de Pérez Villar y las ayudas mineras, lo de la trama eólica y fotovoltaica, el caso Aceinsa, la Ciudad del Golf, el caso Rosinos, etc...
Lunes intenso. No parecía suficiente lo del mamut Koldo y su urdimbre gubernativa tan desvergonada, y de Valladolid vino otra caceta más de igual caldo de sapo con julais del trinque en andamio catedralicio de perlas y mordidas. Y añádase otra caceta más con el juicio del Campus de la Justicia de Madrid que comenzó también anteayer y en el que piden ocho años de cárcel al leonés Alfredo Prada, vicepresidente con Esperanza Aguirre cuando echó a rodar esa ruinosa megalomanía. Otro asunto de perlas. Vaya perlas. Se empezó a construir en 2006 con 100 millones del ala; y alicorta se quedó la perdiz a medio construir; morteradas al canto y al cuento... Jodido lunes. Y todo a la vez. Todos al mismo morral lleno de mierda. ¿Qué nación soporta que ese paisaje sea general? ¿Y qué saldrá cuando se investigue a todas las comunidades su gestión de la covid?... pues ¡mascarillas tapabocas!, ni antifaz les hizo falta, con sólo guiñar un ojo sobraba.