¿Dónde están?
H ay que preguntarse cuánto de la vida y tierra zamorana conoce el leonés. Linde larga y vecindad estrecha deberían darlo por hecho, pero si pregunta el lector a la peña, tendrá la medida de ello. No tiene perdón tanta ignorancia. Igual sucede con lo palentino, donde hicieron de su soledad slogan: « Palencia, la bella desconocida ». Dígase entonces « Zamora, la guapa ignorada »... por sus vecinos, aunque un trozo de su alta frente sea cuasi leonés por pertenecer a la diócesis de Astorga. Ese norte zamorano fascina a quien sepa mirar y enamora si además pregunta y busca saber. Hay asunto ahí y no sólo el vino gordo que iban a comprarles los astures en su día. Y pese a todo, se le ven hoy ganas de rehacerse pese a ser la provincia de esta comunidad más zurrada de abandonos. Valga de muestra lo que se vio el domingo pasado en Alcañices. Convocó la universidad de Salamanca, con apoyo de la diputación zamorana y la Asociacion Botánica de Castilla y León, la « I Jornada de intercambio de semillas » en busca de la conservación y promoción de variedades tradicionales de legumbres y frutales de esta provincia que tan fácilmente pueden desaparecer por el dictado de nuevos mercados y gustos: alubias, lentejas, garbanzos, manzanas, ciruelas, peras, olivas, albérchigos... Su caudal genético es el fruto de siglos de prueba y error, de saber popular y pista hoy para averiguar alternativas ante el cambio climático y agrícola. Eso se dijo en Alcañices. Y lo más tentador: cualquiera pudo llevarse semillas gratuitamente; de eso trata esta iniciativa, de volver a explorar sendas viejas que podrían ser novísimas.
Hace mucho pedimos a la universidad leonesa —dijo Peláez— crear un banco de semillas con lo de aquí (la salmantina ya tiene su banco de germoplasma). ¿Dónde está la simiente original de las famosas lentejas de Sena, los garbanzos de perdigón del Valderaduey, alubias arrocinas y rajonas, manzanas de morro de liebre, perucos de ribera, camuesas, arvejas, altramuces/chochos, alubias prietas, jabonas?... Nunca es tarde, pero se nos hace de noche.