Qué tropa
Han dejado dicho Pedro Sánchez y Salvador Illa que el patriotismo es pagar impuestos. El recado va dirigido al PP, y más concretamente a Isabel Díaz Ayuso, por tener un novio con problemas con Hacienda.
La frase, aunque rimbombante, está cargada de razón. Otra cuestión es la credibilidad que tienen Sánchez e Illa cuando hablan de moralidad pública. No, no pueden dar lecciones los mismos que han aprobado una ley de amnistía para dejar limpios de polvo y paja a quienes malversaron fondos públicos amén de intentar subvertir el orden constitucional. Con estos antecedentes cualquier lección ética queda bastante devaluada.
Tanto el presidente como otros dirigentes de su partido deben de pensar que los ciudadanos somos una panda de tontorrones y que damos por bueno que, con haber sacado de sus filas al exministro José Luis Ábalos, ya tienen todo arreglado. Se equivocan, tienen que dar explicaciones, y muchas, sobre el caso Koldo, sobre el caso Delcy, sobre los vuelos misteriosos de aviones oficiales a República Dominicana, sobre en qué condiciones y a quienes, compraron las mascarillas en los días de pandemia, etc, etc, etc.
De manera que no están para dar lecciones de ética a cuenta de la situación del novio de la señora Díaz Ayuso. Un caso este, que también huele a chamusquina, por más que ella no tenga nada que ver con lo que pudiera hacer su novio en el pasado, y sobre todo porque este no firmó, que se sepa, ningún contrato con la Comunidad de Madrid. Pero desde el Gobierno han pensado que con este caso tienen un hueso que roer y se han tirado a degüello. Así los españolitos de a pie asistimos atónitos a un espectáculo degradante.
Tenemos a la ministra de Hacienda cacareando horas contra el novio de doña Isabel por sus problemas con Hacienda. Y lo hizo, y está documentado, horas antes de que lo publicara la prensa. O sea que doña María Jesús estaba al tanto de las diferencias con Hacienda de un ciudadano concreto, que ¡casualidad! es el novio de la Presidenta de la Comunidad Madrileña. Resulta no solo inquietante, no sé si legal, que la titular de Hacienda pueda tener acceso a los datos de contribuyentes concretos y además hable en público de ellos. Por si fuera poco, el Fiscal General, según se ha publicado, ordenó filtrar las conversaciones entre el abogado del novio de Ayuso y el fiscal que lleva el caso de sus desavenencias con Hacienda. ¿Por qué lo hizo? De nuevo resulta inadmisible que una institución del Estado tome decisiones que benefician al Gobierno.
Menudo espectáculo de disparates y menuda tropa la de unos y los otros.