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Cuarto Creciente
 Carlos Fidalgo

El 23-F de Manuel Enríquez

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"Lo recuerdo como si fuese ayer mismo", escribía Manuel Enríquez en su última entrada de Facebook, el pasado 23 de febrero. Se cumplían 43 años del golpe de Estado de Tejero, y ‘Peral’, así le llamaban en Fabero a quien fue durante muchos años corresponsal de este periódico, era uno de los afiliados más conocidos de la UGT y del PSOE. Tanto que guardaba en su casa la documentación con los nombres de los militantes.

Tejero había irrumpido en el Congreso aquel 23 de febrero de 1981 y el miedo era libre. El eco del golpe de Franco en 1936 ensombrecía la tarde y en el sindicato y en el partido decidieron esconder cualquier papel que sirviera para identificar a los afiliados. Había listas negras.

¿Y qué hizo Manolo? «Deposité toda la documentación en un recipiente grande con asas de madera que metí en un pozo de agua que había detrás de una puerta, dentro de una casa vieja propiedad de mi familia», escribía hace un mes. Después colocó la tapa del brocal, alpacas de hierba y otros enseres encima. «Mi objetivo era que mis compañeros no fuesen identificados y que las posibles represalias solo nos afectasen a los más significados».

Enríquez sabía que si triunfaba el golpe de Estado irían a por él. Si le quedaba alguna duda, se lo confirmó su mujer, que trabajaba en la centralita telefónica y a las once de la noche le llamó para contarle que había escuchado una conversación entre «uno de los mandamás de la Falange en Fabero y el comandante del puesto de la Guardia Civil» para que detuvieran a medio centenar de vecinos. «Yo ocupaba uno de los primeros lugares de la lista», escribía Enríquez. No sabemos qué le respondió el comandante, pero no hubo detenciones en Fabero. El Rey apareció por televisión poco después y condenó el golpe. El alivio fue inmediato, pero Enríquez, por si acaso, ya había llevado a su hija de dos años a la casa de sus padres.

Manuel murió la semana pasada. Y dejó sin terminar una historia de Fabero que seguro hubiera incluido este relato. «En los días posteriores, me costó muchísimo no negar el saludo a aquellos que habían puesto precio a mi cabeza», escribía hace un mes. Y aquí lo cuento ahora. Para que sepan ustedes quién fue Manuel Enríquez ‘Peral’, corresponsal en la cuenca minera de Fabero, que hubiera cumplido 71 años el día de su entierro.