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CORNADA DE LOBO GARCÍA TRAPIELLO

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Hoy es día del Amor Fraterno, aseguran, pero « a los pobres siempre los tendréis con vosotros , dice el Evangelio. Y para no deprimirnos más, Jesús calló otro algo perpetuo: «y a las guerras, también». Sin embargo, en otro momento corrigió el olvido y bordó lo terrible: « He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo!... ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra ». Así lo cuenta Lucas. Mateo lo narra en tono más preciso y armado: « No he venido a traer la paz, sino la espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra, y cada uno tendrá como enemigos a los que conviven con él ».

¡Alegría, Maestro, bonito panorama!...

Putin, que ahora va de cristo a rabiar rabiando y tiene al patriarca Kiril para absolverle y animarle, está por lo mismo: «No he venido a traer la paz, sino el bautismo con ojiva nuclear»... ¡Aleluya!, Vladimir, nos traes la redención; tuyo es el reino, el poder y la gloria. Y entonces Europa se resfría esperando que estornude el nuevo zar mientras suenan alarmas para rearmarse a la carrera en el continente entero (y ahí va España, Margarita ruega). No le cabe turno al pacifismo. El presupuesto militar se disparará con mordiscos crueles a servicios sociales, sanitarios o educativos. Y ya no valen quejas. Vuelve en dogma el canon de Publio Flavio Vegecio mal atribuido a Julio César: « Si vis pacem, para bellum », si quieres la paz, prepara la guerra. Si así no se disuade, al menos tendremos con qué ahostiarnos. Y se hace fuego el incesante mantra de Porfirio, mi padre, herida su mente y esperanza tras la guerra fratricida a la que le mandaron: Este mundo es un valle de lágrimas y tenemos un destino de guerra . Aclarando, pues: al enemigo no se le detiene con rezos o mejillas ni con happy flowers.