La collera de la carcoma
Los daños que Zapatero y Sánchez, ahora encollerados, han hecho y van a seguir haciendo a España van mucho más allá de lo que puede ser restañado cuando se produzca un cambio de gobierno. Son estructurales y afectan a los cimientos de nuestra nación y de la convivencia entre los españoles. Son tan hondos y tan graves que pueden llegar a ser irreversibles. Ese es cada vez mas no solo el temor sino la sensación de un irremediable destrozo de muy difícil arreglo si es que lo pudiera tener.
El peor de todos ellos es haber abierto las espitas del odio, desenterrando un rencor que había quedado, eso creíamos, para siempre en un pasado terrible pero que las generaciones de la Transición, sin distinción de bando, habían logrado superar con generosidad mutua, con la reconciliación y con la mirada en el futuro. Primero el uno, luego el otro y ahora de la mano los dos, de manera miserable y falaz, con el engaño y la mentira como armas, han llevado a las gentes a la confrontación, a trazar una línea entre los españoles basada en la pertenencia, herencia y descendencia política que los divide en buenos y malos. Han enterrado la convivencia y la fraternidad y a quien han desenterrado ha sido a Franco. Revolver huesos de muertos de hace más de 80 años, como hizo el otro día de nuevo, es la pantalla en la que siempre quieren estar.
Unido a ello ha ido el desguace de la vertebración de la nación, acelerado de manera inaudita, con la sumisión y entrega, por mantener el poder, de Sánchez al separatismo y que está llevando aparejada el convertir en un papelajo mojado nuestra Constitución.
Los añadidos necesarios para culminar la estrategia pasan ahora por ir completando el control de cualquier otro poder democrático que se le pueda oponer. Esa es la tarea, la colonización de las instituciones, en la que están empeñados y cuyo principal objetivo no es otro que minar, carcomer y someter a su voluntad y capricho al poder judicial. En eso centran ahora su principal esfuerzo. Nombramientos espurios, retorcimiento de las normas y las leyes para colocar y poner en marcha los resortes para maniatar y al final apoderarse de él. Lo último ya está aquí. Ya está en marcha también. El arrebatar a los jueces la instrucción de los sumarios y entregársela a los fiscales. ¿Y por qué? Pues es muy sencillo de contestar. Ya lo hizo Sánchez con la mayor claridad «¿De quién depende la fiscalía, eh, de quién? Pues eso...» Y eso es que el Fiscal General no solo lo ha nombrado él sino que no cabe duda alguna de su dependencia y entrega a su «sanchidad» como cada día ha demostrado.
Ese es el nuevo clavo que están empezando a clavar en el ataúd donde quieren sepultar a nuestro Estado de Derecho y a los derechos democráticos de todos los españoles y al que ya no le quedan muchos clavos por remachar.