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Al día. Rafael Torres

Sánchez y su reflexión

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L o sorprendente del caso no era que un presidente de Gobierno se tomara unos días de reflexión, sino que a un español le diera por reflexionar. Pero la sorpresa no acabó ahí, pues interpelados o contagiados por esa insólita decisión, la de ponerse a reflexionar, otros muchos compatriotas se entregaron a la reflexión también, y lo cierto es que el asunto lo merecía: el muladar en el que había caído la política española.

Tampoco ha sorprendido que el que se tomó ese respiro haya anunciado su resultado, pues reflexionar es lo que tiene, que si se hace bien suele conducir a alguna conclusión. Lamentablemente, no parece que a esa invitación a reflexionar, que tantos ciudadanos han aceptado éstos días de grado o por no quedar más remedio, vayan a sumarse los otros tantos que no están dispuestos a reflexionar ni a tiros, según puede deducirse de las reacciones que el resultado de la reflexión del presidente del Gobierno ha suscitado en la oposición, cuyo líder ya se había postulado apresuradamente como sustituto de Pedro Sánchez, aprovechando que éste se había retirado unos días e meditar.

Hay quienes en la política española suponen que el juego sucio, la mentira, la insidia, la calumnia, la violencia verbal, la intimidación, el secuestro de la Justicia, el insulto, la injuria y la criminalización pueden suplantar el designio democrático de la urnas. Se trata de un atajo tentador que, para nuestra desgracia, dio alguna vez, demasiadas veces, sus atroces resultados. Sin embargo, e independientemente de la valoración que se haga del comportamiento del jefe del Ejecutivo reentrante, puede que algún adarme de reflexión se haya abierto paso en algunas entendederas, lo justo para considerar inaceptable el albañal a que ha conducido un estilo de oposición política salvaje, por no decir miserable.

El presidente del Gobierno no se va, se queda, y lo hace exhortando a la regeneración democrática. Estupendo, pero, ¿qué va a hacer él en pos de ese saludable fin, qué medidas va a tomar, qué plan tiene, con qué adhesiones a la regeneración cree que cuenta? Reflexionar es cojonudo, pero de poco o de nada vale, ni en la política ni en la vida, el pensamiento sin su correspondiente acción.