Carta a la Bruja
Raro sería que no nos saliera también algo bruja la Inteligencia Artificial. A esas salidas ya se apunta la muy lista... ¡laputaquelaparió!, ¡lo que sabe!, ametralló Peláez leyendo el último titular: La IA ha aprendido a mentir ... ¡Quietos paraos!... ¿No es algo gravísimo?, ¿acaso no pueden impedirlo?, ¿es que podrá engañarnos o confundirnos viéndonos tan confiados?... porque de esto va el mecanismo del timo, de estafar la buena fe del panoli o del desvalido. Está claro, esa Inteligencia Mayúscula nos copia también lo malo, va en el lote, y ya conoce y repite la jota que dice « es de humana condición, al igual que los cabritos, o morir de pequeñitos o llegar a ser cabrón ». Como máquina no puede hacer otra cosa, está procesando todos los datos del planeta, toda la historia, la cultura, la economía, la ciencia, la enfermedad, los cataclismos, lo imponderable... la cabroncilla sabe tanto, que va muy por delante y nos avisa, aunque a veces fantasea o delira, como nosotros, sus padres. Nadie más que ella sabe del hombre (y la mujer), cancha donde la mentira fijó las reglas del juego de Caín a Netanyahu (digo por no salirnos de la Biblia ni de Judea y Palestina)... Y quien dice mentira dice la puerta grande al robo, al poder, al crimen, a la ocupación, al genocidio, verdaderos motores del progreso, del hombre veloz y del patriota. En fin, recemos: Miénteme, oh Divina Inteligencia; miénteme, espejito; miénteme, santa Bruja, y danos el dinero nuestro de cada día, que la salud y el amor ya lo compramos después. Un día, la IA será la Reina Maga. Y también la Bruja, pues todo tiene su lado oscuro. Y será la Maga la que mañana traiga los regalos a los niños y a los papases, mamases y abuelitas, cosas fantásticas, aplicaciones felices, ayudas infinitas, comodidad. Con esa inteligencia la ciencia y los avances ya van por ahí con botas de siete leguas. Además, sabrá detectar el error. Y la mala intención. Bravo. Y mentirá, claro, pero si miente por nuestro bien, soyez bienvenue . (Pensé escribir aquí mi carta y mis peticiones a la Bruja, en ella creo, pero me hace falta otra cuartilla; voy por ella).